No estoy solo…
Me acompaña la fe de ti, la esperanza de ti.
En un espacio de mi cabeza se aloja lo que fue. Se mantiene separado, suspendido, aparte.
Intento una doble jugada, engañar a mi corazón, a mis sentidos, mientras te bloqueo y a la vez te necesito…
Te haz vuelto intermitente, punzante, un espejismo.
Ya no sé cuándo realmente serás tú…
Ya no sé si yo he herrado. Por ahora no eres fantasía ni eres realidad; eres la paradoja de mi presente, el recuerdo de mi esperanza y la esperanza se desvanece, se difumina pero prevalece, persevera, no se borra.
¿Dónde estás?
Desde hace semanas que eres solo un sueño.
Mientras mi recuerdo de ti se materializa en la fría oscuridad de mi habitación y te recargas fuertemente en mi pecho como si estuvieses casi aquí, yo seguiré.
J.L. Zúñiga
OPINIONES Y COMENTARIOS