Hay algo que pienso muy seguido sobre la juventud y es que también en mi cabeza se me remarca haber leído «juventud, divino tesoro, ya te vas para no volver». Y digo, que lindo; yo creo que la juventud es el estado del ser humano donde es más real y sincero, donde hay cierta cosa que empezamos a conocer y a intentar poder manejar de la manera que creamos mejor y es la libertad. La juventud tiene esa rebeldía linda de descubrir, desafiar y romper. Tiene como un no sé que de sentimientos, como que tiene un pase libre de -te podes equivocar- te podés perder, desconocer, o encontrar, tiene un algo mágico, tiene una pureza o algo particular que hace que el ser humano se encuentre en su estado más errado y a la vez más correcto y que ambos estén bien. Tiene como una aventura, como una película adentro, un sinfín de oportunidades, de cosas nuevas y puertas que pueden ser abiertas. Tiene dolores, curas, risas, llantos, experiencias, abrazos, descubrimientos, perdidas, errores, personas. Tiene todo, tiene un remolino. También tiene sufrimientos y dudas, tiene respuestas nuevas, nuevos puntos de vista y expectativas, tiene cierta inocencia, sin dudas es algo lindo que no quiero que se vaya nunca. Tiene un bien y un mal, una transparencia en cada uno, tiene TODO menos SERIEDAD y MONOTONÍA.
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