Lloro,
cuando me fijo en la puerta.
Lloro,
si miro tu sitio en el sofá.
Lloro,
abrazado a la toalla con su olor.
Lloro,
con el precio del vino que bebió.
Lloro.
Con la alfombra,
con la caja,
la comida
y el tabaco.
Con la manta,
con la taza,
el silencio
y la canción.
Lloro,
lloro
y lloro.
Y nunca dejo de llorar.
Te lo llevaste todo,
menos lo que más duele,
que es todo.
Y aunque ya no quede nada,
siempe quedan los recuerdos,
que son todo.
Si por casualidad vuelves,
llévate de mi casa
tu recuerdo.
OPINIONES Y COMENTARIOS