Ya no recuerdo tu voz.
Vuelve y quédate en silencio.
Como árbol del mismo bosque,
que decida todo el viento.
La ventana de tu frente
será por la que yo salte.
Si esa sea mi suerte
no sabría ni agradecerte.
Búscame si la embriaguez
se apodera de tu templo.
Compartamos nuestra sangre.
Esa es mi forma de atraerte.
Escuchemos la canción que nos recuerde
que la vida es una muerte,
para olvidar así todas las angustias.
Quizás pueda,
si mi voz me pone a prueba,
hacerte olvidar el día en el que pude conocerte.
Y así cambiar,
por fin de una vez por todas,
nuestro tiempo.
Cambiar el presente.
Seremos dioses.
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