Algunas personas hablaban de unos seres llamados los XXX, mejor conocidos como Éxodos como seres extraordinarios que vinieron a habitar la tierra. Grandes conquistadores que se disfrazan de humanos, portando su sangre azul para poblar la tierra y dominar así a sus habitantes…
Sus adoradores operaban en una secta secreta, donde se elegían a los futuros gobernadores y principales dirigentes del mundo desde temprana edad. La mayoría eran caucásicos, y debían asistir a ciertos Colegios por generaciones, pues su destino estaba sellado desde el inicio.
Cuando cumplían 15 años, ambos, tanto varones como mujeres eran invitados a una asamblea de iniciación, de la cual tenían tenían conocimiento desde los 7 años aproximadamente, acondicionándose para ello. Durante 8 años se preparaban para el gran destino que les esperaba. Si alguno de ellos resultaba inútil o demasiado estúpido, simplemente le negaban la entrada al siguiente nivel. Si no era digno, su familia lo rechazaba, sufriendo una horrible vergüenza. El desertor era despojado del derecho a sus bienes, no obstante, estaba obligado a servir a los demás como lacayo. Estas profesiones se conocían posteriormente en la adultez como “Mayordomos” e inclusive, algunos llegaban a ser Administradores de las grandes casas, sin embargo tenían prohibido divulgar cualquier secreto, información e inclusive robar pues lo pagaban con su vida.
Nacer dentro de esta élite garantizaba éxito absoluto en la vida, control y poder. Para los que no cumplían dentro de la asamblea significaba toda una vida de vergüenza y humillación ya que jamás serían libres, nadie podía negarse o desistir.
Los XXX (Éxodos) no tenían sentimientos de culpa o escrúpulo alguno. Durante 8 años les preparaban para dejar atrás cualquier vínculo personal, tanto con sus padres, hermanos o amigos. Generalmente sus vidas estaban arregladas desde que nacían. Estaban destinados a formar alianzas y casarse entre ellos para nunca perder, sino ganar más poder.
Cada miembro de la élite debía convertir al menos a 10 hermanos más para lograr una categoría mayor. Entre sus amigos, vecinos u otros, los miembros debían invitar a nuevos hermanos a formar parte de la Sinagoga en donde se les enseñaba doctrinas eclesiásticas, una clase de religión que no les permitía tener ningún tipo de celebración fuera del culto, al cual llamaban doctrina. Los nuevos hermanos eran vigilados las 24 horas, debiendo estar atentos a los llamados de sus Padrinos, para obedecer en cualquier momento, en cualquier lugar y a cualquier hora. Todos entendían que los hermanos iniciados únicamente eran esclavos dedicados a mantener el culto, recaudar fondos para que la Sinagoga no pagase impuestos.
Los Éxodos basaban su religión en la convicción de que eran los elegidos para habitar este mundo.
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