El silencio aguarda
El silencio aguarda, compañero de secretos
que llenan mi mente de imposibles.
Mirando tu rostro, me encuentro
sin que imagines siquiera
el apetito que despierta
tu dulce sonrisa
y esos ojos avellana,
brillando como purpurina,
colmados de sueños y esperanza.
Te observo sin expresar nada;
mis labios son tímidos ante tu presencia.
Levanto la vista y luego la bajo,
mientras mis pensamientos son hadas
que mariposean ilusionadas.
Mi estómago, torbellino que arrastra todo a su paso,
anuncia días llenos de colores
y de encanto en cada paso.
Huelen a jazmín los campos,
y el tiempo pasa tan despacio
que puedo disfrutar
del dulce aleteo colorido
y perfecto del colibrí.
Siento tus ojos fijarse un segundo en mí
y, como espada, atravesar mi pecho.
Tengo la pretensión de tenerte a mi lado
desde aquella mañana
en que, algo perdida en este mundo de lamentos,
mi mirada te encontró.
Mis días son primavera,
el viento es más suave,
los árboles, más grandes,
y mi mente da vueltas
mientras mi sonrisa no cesa.
¡Qué feliz me encuentro!
Aún no te has dado cuenta
de que, en silencio, espero el valor
para decirte que te quiero.
Eres mi risa, mi llanto, mi esperanza y mi fantasía;
un dulce olor que embriaga,
sabores de fruta prohibida.
Eres todo y eres nada,
eres mi ansia, eres mi encanto.
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