Un despertar acompañado

Un despertar acompañado

Rubén Martinez

20/11/2018

Despertó de madrugada, una tímida lluvia se dejaba escuchar tras la ventana entreabierta. Sentado sobre la cama, su maldita mente inquieta se resistía a dejarlo conciliar un sueño tranquilo, miró hacia atrás, y allí estaba ella, abrazada a su almohada, presumiendo en secreto de navegar entre agradables sueños. Posaba cubierta por una fina sabana blanca hasta la cintura, grácil y serena, con el cabello revuelto dibujando finas sombras sobre su rostro. El se acerco hacia la ventana con pisadas tenues, nada cubría su cuerpo, y un pequeño soplo de brisa lo hizo estremecer. La cerró con mucho tacto y aguardó un momento antes de volver.

En su mente, aún se reiteraban las sensaciones desbocadas de aquella misma noche, la miró de nuevo, deseando que volviera una y otra vez, que noche tras noche de íntimos sucesos, en sus labios quedara el sabor de una misma piel. Estaba un poco cansado, del despertar y no querer mirar, de las notas por cortesía, y de la espera de ese tal vez.

La lluvia comenzó a caer mas fuerte, no había nada que mirar, nada más que pensar, volvió a su cama y se sentó, y entre divagaciones confusas de cuentos inacabados y de vueltas a empezar, sintió como unos brazos lo rodeaban, posando las manos sobre su pecho y su cintura, lo hizo suspirar. Unos finos labios rozaron su cuello. — ¿Estás bien?—. le pregunto con una dulce y plácida voz. Su pelo, que descansaba ahora sobre sus hombros, olía a primavera, a fresco y armonía. Se sentía cálida, piel con piel, aquel cuerpo desnudo que lo poseía con fuerza, con deseo y susurros de esperanzadoras verdades, tenía que ser el único en su cama. Podía respirar el cariño con cada aliento de su boca, que lo envolvía en la certeza, de un despertar acompañado.

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