Mi cabeza es una bombilla, puede que algo chiquitita
pero cuando se enciende parece que diga sí
y sola empieza a escribir.
Puede que el contexto no tenga ningún pretexto,
o simples locuras a la hora nocturna,
salgan sin más a relucir.
De mí también me sé reír
se me va la cabeza con una mera cerveza,
y con dos más seguimos de borrachera con los colegas.
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