La soledad no nos da la felicidad,
tenemos tanto ruido a nuestro alrededor
que nos olvidamos de escuchar
a nuestro querido corazón.
Nos acordamos cuando hay dolor,
pero no cuando hay silencio
eso quizás sea lo más bello.
El día a día nos ha absorbido,
las tecnologías nos han consumido,
y para curar nuestro egoísmo,
queremos que nos mimen
a nuestro pequeño narcisista.
Ya lo decía «El Principito» , un cuento tan rico
y a la vez tan sencillo.
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