Navegando por internet, nada nuevo la verdad, hace mucho que ya no veo nada interesante. Creo que, irónicamente, las cosas se empiezan a tornar aburridas y monótonas en una plataforma de un mundo globalizado.
Entre el aburrimiento surgen pequeñas ideas en las que podría emplear el tiempo, como volver a tocar la guitarra que lleva guardada poco más de dos meses, o quizás escribirle a alguna chica.
Hay noches en las que me siento triste tras haber reflexionado sobre mi torpeza en las relaciones sentimentales. A veces yo mismo me bajo el autoestima haciendo comentarios de mi personalidad sobre la posibilidad de que las chicas me lleguen a considerar aburrido y poco agraciado. No las culpo, últimamente nos dejamos llevar mucho por las apariencias físicas que, ni siquiera nos damos el tiempo o la oportunidad de conocer a una persona y así descubrir ese fascinante interior intangible que cada uno lleva por dentro. Y dicho esto, concluyo en la posibilidad de que mis días de soledad se deben a que todavía no ha llegado una persona que me permita conocerla, así como yo todavía no he permitido que me conozca…
Mi mente experimenta una breve pausa para aquellos pensamientos antes mencionados, es como si pueda percibir un silencio absoluto dentro de mí que me permite reflexionar y a su vez, recordar sobre la existencia de una chica en particular.
Procedo a encender mi computador, ingresandoa la red social en la que frecuento a diario y por la que hace poco renegaba. He introducido en el buscador el nombre de “Odalis”, una chica que agregué hace unos meses atrás, lo particular en ella es que siempre comentaba un corazón en cada una de las fotos que yo subía. Debido a mi timidez e inexperiencia con otras chicas debo recalcar que me sentí muy nervioso cada vez que ella realizaba un comentario. Tal vez buscaba llamar mi atención, quizás le parecí una persona agradable y me mostró una pequeña señal sobre su interés por conocerme. He postergado tanto este momento, y ahora que estoy decidido, mis nervios han regresado y me invaden aún más.
Me preocupa por un momento la posibilidad de recibir una indiferencia de su parte al momento en que lea mi mensaje, no es para menos, me he tardado mucho en escribirle. Sé que no debo apresurarme, pero al menos quiero decirle que el interés por conocernos era mutuo, y cabe mencionar el “era” de la frase anterior porque hace ya algunas semanas que no he subido una foto, quizás ella ya se olvidó de mí, o tal vez solo está esperando que mi mensaje llegue. He tenido mucho tiempo para analizar y pensar esto, ahora es momento de tomar una decisión.
Poco a poco la preocupación se ha ido y ahora me invade una ansiedad y emoción, estoy a punto de escribirle un HOLA en su chat, brevemente puedo sentir una sonrisa formándose en mi rostro, sé que he tomado la decisión correcta y no me arrepentiré del resultado de esta.
Un mensaje de HOLA se envía sin respuesta alguna. Pero lo triste de esto no fue toparme con una indiferencia, fue el encontrarme con su completa ausencia, pues al poco rato de enviar aquel mensaje, me dispuse a ver el perfil de Odalis. Varias publicaciones de lazos negros se hallaban en su perfil, acompañadas de descripciones y comentarios por parte de personas que lamentaban una pérdida emocional. Odalis había fallecido.
Apenas sabía su nombre y había visto la foto que tenía en su perfil, ni siquiera la conocía o al menos, no me di la oportunidad de conocerla y eso es lo que más me duele de su fallecimiento, no por querer llenar una patética ilusión que como adolescente puedo llegar a tener con una chica, es por el hecho de no haberme dado la oportunidad de conocer a una persona que también tenía ese interés por conocerme.
Aunque no tenga inclinaciones sobre algún tipo de religión, levanto mi cabeza en dirección al cielo, cierros mis ojos al mismo tiempo que suelto un gran suspiro. Me quedo en absoluto silencio, mi boca no dice una sola palabra, pero en mi cabeza pienso sobre todo lo que le quise decir a Odalis…
Qué triste es pensar como las personas mueren a diario, y que el mundo al igual que las personas que habitamos en él, muestran tal indiferencia con los sucesos ocurridos. Pero siendo realistas, así es la vida, a diario nacen y mueren personas, animales y plantas, pero recalco en decir “que triste”, pues a veces no tendrás el tiempo y oportunidad de conocer a todas y cada una de las mismas, aun así si estas se encuentran a disponibilidad tuya y con deseos de conocerte.
Hoy solo me queda por mirar aquel “Hola” enviado sin respuesta alguna, quizás en un tiempo, ese mismo mensaje hubiese tenido una respuesta, tal vez hubiese llegado el día en que saldría con Odalis a dar un paseo y hasta llegaríamos a comer un helado. Pero ahora, esos pensamientos son solo ilusiones, no puedo cambiar el pasado pero tal vez si pueda aprender de esto.
Me tomaré el tiempo de apreciar a la planta que crece en el patio trasero de mi casa, de jugar con alguna mascota y de animarme a escribirle a las personas con las que he postergado para otros momentos.
No pretendo ser bueno como dictan esos libros de superación, solo pienso que es mejor decir algo, antes que callar y quedarte con lo que nunca les pudiste decir…
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