Confianza va por las calles segura de sí misma, visita los parques confiada y los lugares sin temor, se cree tan buena persona que la maldad no la puede tocar, después de todo, ni a ella ni a los suyos, nada malo les ha pasado nunca, ¿por qué tendría que temer?
Por su parte, Indiferencia va por las calles observando los sucesos, pero, siendo ajena a ellos. Cruza el sendero sin ayudar al anciano, entra al hospital sin condolerse del enfermo, se sienta en el bus sin percatarse de la embarazada que va de pie, come en restaurantes sin sentir compasión del indigente que desde la calle hambriento la ve. Ella siempre lo ha tenido todo, ¿por qué ha de preocuparse?
Mientras que, Comprensión anda en las calles cuidadosa de sí misma, compasiva con el débil, preocupada de la sociedad que ve, etc. Pues ella sabe que absolutamente nadie es inmune al mal, ¡ni siquiera ella lo fue!
Sí, un día actuó confiada de que nada le pasaría a ella, indiferente ante la necesidad de aquel que cayó, pero, cuando menos lo esperaba, también le sucedió…
Cierto día, yendo cada una por su lado, coincidieron en el mismo lugar, un parque. Estando allí, mientras Confianza caminaba tropezó con Comprensión, y al ver su apariencia tan serena, se burló de ella; Indiferencia se dio cuenta, pero como todo le da igual, ¿A mí, en qué me afecta? Pensó.
Más tarde, Confianza se sentó al lado de Indiferencia, y al verse una a la otra, sintieron empatía; desde ese momento, se empezaron a tratar como si fueran mejores amigas.
Comprensión se sentó lejos. Y desde la distancia, observaba como ellas se reían, burlándose de todos los que a su alrededor pasaban; criticando, señalando y juzgando como si fueran dioses sentados en su trono.
Y sintiendo un gran pesar por ellas, pensaba: Si tan sólo tuvieran la capacidad de ver el mundo con amor, serían sensibles ante la necesidad del otro; comprenderían que no tienen que vivir la situación para sentirla y entonces, aplicarían la prudencia.
Este mundo da tantas vueltas que, en una de ellas, podría lanzarnos el pañuelo de la tragedia ¡sin que lo veamos venir! Concluyó serenamente Comprensión.
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