No es nada fácil asimilar lo que pasa en el mundo actual, aquellos tiempos, donde agarrabas un balón, solías invitar a chicos de tu barrio a jugar, te la pasabas bien, como nunca antes lo viviste. Vas metiendo goles, canasta, o puntos, cada día se sentía como uno diferente, normalmente, ni pelota tenías, jugabas con un vaso de plástico, o cualquier objeto que se pudiese patear. La gente hace 50 años, no se preocupaba por vivir una experiencia aburrida, vivían el deporte en el momento. Recuerdo aquellos días, en los que iba a un partido de fútbol o tenis en mi localidad. Se sentía espectacular. Sentarse en las gradas, sentir el firme y bello tacto de ellas, poder respirar el aire fresco, la gente animaba como cualquier otra, no había nadie que se desconcentrara con facilidad. Lo recordaba con claridad, después de eso, visitabas lugares concurridos, como plazas o así. Para celebrar la victoria de tu equipo favorito. Mi hermano, siempre alegre, aunque pequeño, se decantaba por unos ricos tacos, que al paladar sabían muy buenos. Fue en ese momento, cuando una frase cambiaría mi vida. Llegando a mis años de pubertad, en el último año de primaria, me topé accidentalmente con un compañero que le apodamos, “El Malandro”, se metía con todo aquel que quisiese. Yo con mis fieles 10 años, entrando a semejante época de cambios, experimenté una sensación dolorosa, cuando choqué con él mientras caminaba por los extensos pasillos escolares. Me empezó a insultar, me dijo la palabra que me convertiría en lo que soy ahora.

-Jaja, los débiles como tú siempre se quejan del éxito de nosotros, mientras que yo en cambio, siempre vivo por delante de los demás, y siempre ganando a pesar de lo malo -Dijo él, me dió un puñetazo en el rostro. Me dejó sangre.

Más, al ser todos unos cobardes, no se enfrentaron a él, más bien, le dieron la razón para evitar el dolor de ser golpeado, a veces pensaba que todo podía empeorar. Sin embargo, varios sucesos cambiarían mi vida. Entre estos, mi familia, que se separó en trozos, como un equipo deportivo o musical, fue tan doloroso como la muerte de Nino Bravo en los 73. El deporte a su vez cambió, ahora con reglas más complejas, y sobre todo, premios estúpidos e innecesarios. Digo, una copa solo por demostrar que eras fuerte, sabía que eso pasó en la copa del 86, sin embargo, esos tiempos de diversión terminaron, ahora todo era entrenar sin parar con tal de no caer en el olvido, y si alguien dejaba el deporte, le decían “marica”. Es por eso que decidí cambiar mi enfoque, me convertí en lo que soy ahora. Siempre me repito lo mismo todos los días.

-Aquel que no es lo suficientemente bueno, fracasa, aquel que no desea triunfar falla, la gente que no se esfuerza es una total perdedora, el mundo siempre nos llevará la contraria, no hay forma de escapar de este mundo tan cruel. A menos que haya un modo de volver a aquellas épocas de gloria para el deporte, donde todo inició, espero que el mundo, se vuelva un lugar mejor, porque algún día las estrellas se apagan, los trabajadores serán despedidos, los grandes caen, los buenos desaparecen, pero los malos siempre perduran hasta el fin de los tiempos -Pensé. Agarraba un vaso de ganador, todos sabíamos la historia, del final de una era que inicia con cambios.

-Oye, no es cierto lo que me dices, debes de saber que yo te amo con todo mi corazón, aunque la maldad perdure, siempre habrá una forma de contrarrestarlo, ¿o me equivoco?, nuevas estrellas nacen, los trabajadores siempre serán recontratados, los grandes siempre se levantan, lo más importante de todo, los buenos siempre renacen, de la misma forma, que yo volveré a por ti, hermano mío.

Math-Ematics

En un día como cualquier otro me encontraba en mi casa, la verdad nunca he sido de los típicos chicos que les ha gustado los temas de biología, ya saben de los que hablan sobre la composición de un animal entre otras, aunque si soy sincero nunca he resaltado en la escuela por mis dotes artísticos, musicales o científicos ni mucho menos en los temas de ejercicios, te dejan dolores horribles en la espalda. Las personas siempre me dicen “practica tal cosa” o “se mejor en algo” sinceramente en el ámbito académico y social nunca he sido de los mejores, pero hay algo que amo más en este planeta, todo lo que tenga que ver con la matemática, como los temas de química, física incluyendo construcción, aunque si soy sincero la gente solo ama a las personas inteligentes en general o musculosas, es algo clásico en nuestro mundo, pero intenté varias cosas. La primera escuela no me sentó muy bien era más bien pública lo peor de todo no eran los alumnos sino más específicamente los baños, puaj, como los odio, además de eso la cafetería no servía casi nada a lo mucho papas o takis, de allí en nada todo lo demás era algo feo aunque las butacas eran muy cómodas, a cada rato los profesores cambiaban a los alumnos, y no eran muy atentos al tema del bullying, como era de esperar. Al final fuí cambiado a una escuela privada, después de que mi padre trabajara como instructor en ámbitos académicos su salario era tremendo, de unos 50,000 cada 5 meses así que tendría en total 120,000 al año y optaron por una escuela privada la cual por cierto no estaba nada mal tenía una entrada muy bonita además de que por supuesto tenía comida mucho mejor, sin lugar a dudas era un lugar hermoso, primero de todo me mandaron horarios y grande fue mi sorpresa al darme cuenta de que impartían clases extras de matemáticas incluyendo las habituales, el uniforme era mucho mejor del que me esperaba con colores azul y negro una combinación extraña pero bueno. Primero mis padres decidieron por llevarme al sitio, puesto que todo lo que acabo de describir sin incluir uniforme y horarios era lo que había en los sitios web, decidimos ir un día antes de las clases un 25 de agosto y Domingo para ser exactos (obvio), mis padres tienen un coche algo costoso de un amigo que le ayudó a mi padre a conseguir trabajo que casualmente era el profesor de mate se llama Dr Walter que según él significa “Derivado” Walter, algo extraño porque yo recuerdo que Dr es la abreviatura de doctor, pero bueno cosas de la vida. Eso sí, el coche no era ninguna tontería para ser exactos era un -AMG C43 4MATIC del 2018, según Walter tiene 390 caballos de fuerza y además de que avanza a 250 km/h una cifra algo loca, pero bueno me pregunto yo de dónde saca ese hombre tanto dinero. La cuestión fue que vi que el director se llamaba Charles Harrison, aunque también había varios profesores que impartían otras materias, como historia, español, química o filosofía. Además de eso los pasillos parecían limpios, gran parte de las puertas y salones denotaban brillo y radiancia. Si les soy sincero, mis anteriores escuelas tampoco me sentaron bien, debido a que cuando iba en primaria los chicos se burlaban de mi habilidad en el deporte. Era algo malo en el deporte especialmente en el volleyball pero no destacaba mucho en cosas como basketball e incluso en quemados era malísimo en la puntería, incluyendo que, para ligar era pésimo por igual, cuando me gustaba alguien era algo tímido y no solía hablar con casi nadie y si tenía la oportunidad de hablar con mi crush, solía hablar de temas como animales o autos. Pero eso ahora cambiaría, me presenté ante el director con mis padres y los saludó amablemente.

-Mucho gusto señor Math Evans, por lo que veo tus historiales en las materias han sido bastante buenos, un potencial extraordinario a mi parecer -Dijo Charles, el director.

-Lo sé, mi hijo es uno de los más inteligentes, su abuelo era un hombre maravilloso. Mi chico tiene un certificado oficial de Hardvard -Dijo mi padre.

-Mmm…, Bien. Interesante. ¿Su hijo, es bueno en algunas actividad relacionada al deporte?

Negué con la cabeza.

-Bueno, ejem. Tu coeficiente intelectual asciende a 140, a decir verdad es bastante alto teniendo en cuenta tu edad. Debido a ello quisiera sugerirte una opción difícil de rechazar. ¿Quisieras unirte a nuestro programa de talleres?

Asentí vehemente.

-Veo que su hijo es de pocas palabras.

No le es fácil socializar con la gente. Cuando el chico estudiaba en el Huracan Reforced, no era muy abierto con sus compañeros, es más, casi nunca hablaba del colegio. Por eso el amigo de mi esposo nos recomendó visitar este. Para que tenga la oportunidad de relacionarse con chicos de su edad.

Observaba con atención la sala en la que estaba. Había detalles que me fascinaban, como las múltiples banderas pegadas a la pared. Entre éstas, una de Rusia de 1991, una de Brasil 1992, por último, estaba la de Canadá 1965. De repente, se escuchó un toque muy sútil en la puerta, para seguido de ello, empezar a acelerarse. Fue tanto el bullicio que estaba causando, que accidentalmente el director dejó caer su café en su pantalón, manchando toda la mesa. A su vez, apartó con rapidez el teléfono (GPO 1960)  que estaba allí, junto a su celular. El rostro de aquel hombre estaba enrojecido, sus arrugas empezaron a contraerse, a tal punto que era irreconocible. Golpeó la mesa con fuerza, tanto así que hizo un ruido aún más fuerte. Mis padres empezaron a desesperarse, moviendo las piernas frenéticamente.

-¿Quién es? -Preguntó el director con enfado- Pase rápido, estoy con una familia, apúrense.

Se abrió la puerta con delicadeza, un hombre con el cabello desordenado estaba allí, usando una camisa hawaiana, lentes oscuros, zapatos bastante refinados. Su mirada se posó en mí. Al levantarse sus anteojos, lo reconocí al instante, el señor Walter.

-Casi pareciera que no tuviese modal alguno. Me disculpo, pero debo recordarle que usted debería estar atento a este tipo de reuniones.

-Por supuesto señor, pero quise saber si el chico se estaba aburriendo, quisiera darle un tour por el instituto. El Ákrinam tiene mucho que ofrecer.

-¡Pero qué buena idea! -Dijo mi padre- ¿Quieres ir con él?, nos quedaremos firmando los papeles cuando te decidas a quedarte aquí. Hablaremos de cosas que adultos, ¿Entendido?

Moví la cabeza, asintiendo tímidamente. Me paré de la silla, para ir afuera de la sala. Justo afuera, se hallaba una vitrina, con un montón de trofeos dentro. Muchos de ellos parecían estar destinados a deportes, otros a matemáticas. Podía observarse uno de la Institución Nacional Matemática-1979, a su vez estaba la foto de un equipo de fútbol.

-¿No es interesante?, hace unos años, el mundo presenció el partido más reconocido del mundo. En las gradas, de pequeño, tuve la oportunidad de presenciar aquel evento. El Instituto Radcer contra el Colegio Estatal de Gadeur. Fue espectacular, gracias a eso me convertí en couch, luego en profesor de matemáticas y actualmente quisiera brillar tanto como ellos. El jugador estrella que me ayudó tanto en ese camino fue tu abuelo, Matías Evans.

-¿Mi abuelo te inspiró?

-Por supuesto que sí. No sólo a mí, sino también a mi hermano, e incluso a millones de niños de mi época. Ven conmigo, quiero enseñarte algo.

Caminamos por los extensos pasillos del instituto. Pude reconocer trofeos del año 1978. Aquel lugar estaba bien cuidado. El suelo brillaba como si hubiese estado hecho de finos diamantes. Muchas personas detestan este tipo de limpieza, porque hacía que todo se volviese resbaloso, me parecía un acierto total. Los pasillos, iluminados por candelabros, mostraban la belleza de aquel lugar. Cada puerta, adornada con colores tanto excéntricos, así como definidos me recordaba mucho a aquellas escuelas que tanto visité cuando era pequeño. Me encantaba mucho ver las perspectivas de las personas, especialmente las que amaban el arte contemporáneo. Nos dirigimos a una sala con una escalera, detrás estaba un salón. Al abrir la puerta, se hallaban varios chicos haciendo lo que parecía un examen.

-Perdón por interrumpir vuestros exámenes. Verán, tenemos un nuevo estudiante -Se acercó a mí- Están en talleres vacacionales -Se dirigió a los chicos- -¿Quisieran presentarse?

Un chico de pelo bastante largo se paró de su silla. Llevaba el cabello rosado, su ropa era enigmática, “Hawaii”, a su vez llevaba shorts.

-Un gusto, mi nombre es Hurlley, me encanta todo lo referente al mar. Muchos me llaman por el apodo de Wave, ¿te gusta el surf?, ¿qué hay de las olas?, mi pez favorito es el salmonete, tiene un nombre curioso…

-Era presentación, no plática de gustos personales -Dijo Walter- ¿Algún otro voluntario?, digo, me vuelvo a disculpar por…

-Profesor, me parece una completa y total falta de respeto que interrumpas sólo para presentar a alguien. Es nuestra práctica para poder ingresar a la universidad -Dijo un chico con cabello corto y una remera negra- Además, ¿con quién quieres meterlo?, el club de fútbol está lleno.

-No seas un malhumorado de primera Ricciardo. Deja que nos presentemos, si tanto te molesta colócate tus audífonos, aparte, tenemos un año para estudiar. Sigue siendo un amargado, menudo idiota.

La chica se paró de la silla. Tenía el cabello largo, pintado de amarillo en un lado, casi como si pareciese una estrella de música, usaba una playera de 1980, de una banda poco conocida seguramente.

-Soy Renata Avyel. Del club de voleibol del colegio. De hecho podría decirse que yo ejecuto el papel de capitana.

Una segunda chica se dirigió a mí, tenía un rostro un poco, ¡no!, muy enfadado, me agarró fuertemente del hombro. Tanto así que a Walter le costó zafarme de ella.

-El que seas nuevo no sugiere que te ganes la amistad de nadie en instantes, Kenia Alexandra. Más te vale que no te vuelva a ver aquí, ¿me oíste?, fuera de aquí, no interrumpas nuestros trabajos.

Asentí nerviosamente.

-Tranquila, no tienes que ponerte de ese modo. El qué seas la menos capaz de entrar al instituto más prestigioso no te da el poder de insultar a nadie. Alex Kail, jugador de fútbol. Delantero profesional. El mejor de todos.

-Tch. Por supuesto -Dijo Ricciardo.

Un chico de cabello café, largo pero a su vez corto estaba enfrente mío.

-Ya dejen de pelear, lo siento por aparecer de repente. Mark Wilson, portero y capitán del equipo de fútbol.

-Bueno, ya acabé con las presentaciones. Por cierto, ¿Vieron a Feya?

Negaron todos la cabeza.

-Seguro está en la piscina, o jugando voleibol en las canchas.

-Gracias Ren. Nos vemos después, tengo que llevar a Math a recorrer el instituto. Ven conmigo hijo.

Salimos de la habitación, estaba nervioso por la amenaza de aquella chica.

-No te preocupes, en el fondo suele ser buena chica. Pasa que, después del partido del año pasado, nos costó mucho adaptarnos nuevamente como una familia. Siento que esto suceda en tu primer día. Mira, no te dejes intimidar, pese a que te ganen por 4 años, no implica que sean más peligrosos. Al contrario, siéntete tranquilo de ser parte del instituto.

-Gracias Walter. Te agradezco lo que has hecho por mí. ¿Algún día quisieras invitar a tu hermano a comer con nosotros?

Su rostro cambió de repente.

-Digo, sé que tienen una relación compleja pero…

-¡Ni lo pienses!, ¡No, no y no!, ya te lo he dicho miles de veces, aunque pueda no va a venir. Ese hombre está muy ocupado. No creo que pueda Math. Jamás he contado nada de él. Menos a los chicos, ni a los profesores, mucho menos al director.

-Lo siento no quise…

-No es nada. Solo evita mencionarlo. 

Caminamos un rato. Los pasillos eran tan extensos que me costaba distinguir algo a lo lejos. Recorrimos un lugar que estaba destrozado, completamente destrozado. Pensaba que era una remodelación. Miré con curiosidad al amigo de mi papá. Su rostro volvió a cambiar de la misma forma que había hecho antes.

-Oye, ¿están haciendo remodelaciones?, ¿que se supone que estaban haciendo?

-Esto. Esto era un campo de fútbol, o al menos eso parecía. Un momento -Leyó con incredulidad el letrero de arriba- “Campo 3 de fútbol”. Dame un momento. Esto no es una remodelación. Después de la práctica quedamos en jugar aquí. ¿Qué pasó aquí?, déjame enviarle un texto al director.

Sacó su celular de aquel bolsillo de su camisa, para posteriormente marcar el número. Empezó por explicar la situación, sin embargo su rostro cambiaba de expresión a una más angustiada. Su rostro lo denotaba. A su vez, yo me llenaba de preocupación. Finalmente, al colgar le hice la pregunta.

-¿Va todo bien?

-No. Me ha dicho que nadie ha remodelado esa zona. Aparte, no creo que eso sea cuestión suya. Esto está tan destrozado que no parece que lo fuesen a arreglar.

Pude observar una figura oscura ocultarse en las sombras.

-¿Quién está allí? -Alcancé a preguntar.

-¿Hay alguien que hayas visto aquí? -Preguntó Walter.

Asentí levemente.

-Ahora, ¿se puede saber qué mierda he hecho?

Un hombre, vestido completamente de negro, corbata, playera, camisa, pantalón e incluso cinturón se cernió sobre nosotros. Tenía una cicatriz en su ojo derecho. Cabello oscuro, con la punta roja, llevaba bastante gel. Parecía una especie de profesional, hombre de negocios o algo por el estilo.

-Bueno volver a vernos señor Walter. ¿Recuerda cómo avanzó a las ligas mayores sin siquiera habérselo ordenado?, me pareció una completa falta de respeto a nuestro instituto. Digo -Se acercó a nosotros- Años, lustros, décadas organizando el torneo escolar más grande, todo eso, ¿para que ustedes quieran arrebatarnos nuestro papel? ¡No, no y no! Qué les sirva de lección geniecillos. Si piensas que pueden derrotar al hombre más grande, están equivocados. Planeen lo que quieran, calculen como puedan, pero no les dejaremos ganar. Firmaron un contrato, ¿recuerdas?

Mi profesor estaba a punto de estallar de la rabia. Casi como un rinoceronte con hernia. El hombre, con una postura peculiar, trataba de mantenerse en pie. Todo esto antes de que el volcán, con proporciones gigantescas explotase. 

-En primer lugar. No he firmado nada. En segundo lugar, ¿qué clase de persona pagaría mucho dinero por ver una competición escolar?, absolutamente nadie. Si me permite hablar señor, me parece una completa falta de respeto hacia el CNDA que usted haga ese tipo de cosas. Ahora, hágame el favor de irse, esto es propiedad privada. Mañana exigiré al consejo por tu negligencia, ¿oíste?

-Oh. Perdón. Quise decirle eso. Verá usted. Como ya sabrá el director de su instituto fue el responsable de firmar y corregir el acta en la que se estipulan las condiciones y los términos correspondientes al concurso. Justo ahora tengo una de las prestigiosas hojitas. ¿Quiere que se la lea, señor?

El hombre sacó de su bolso, un papel, perfectamente doblado. Tanto así, que parecía un milagro que eso no se hubiese endurecido. Su mirada era de auténtico entusiasmo, o por lo menos una sensación de alivio total. Aquel hombre, que tantas veces él había visto, parecía aterrarle. Empezó a sudar lentamente, moviendo sus dedos de un lado a otro. Intentando mantener su compostura.

-Vamos a ver… -Abrió la hoja con sumo cuidado, como si fuese una pieza invaluable de arte de museo- Aquí dice, y cito; “Regla número 1: En caso de perder en las preliminares por más de 6 años, la propiedad institucional le pertenece directamente al gobierno. Regla número 2: Si el consejo lo desea, puede pasar ese bien a alguien relacionado a este. Regla número 3: En caso de aceptar el contrato deberá permanecer en silencio acerca de esto, sino es el caso, se le deberá despedir de su empleo y/o trabajo. Regla número 4: Si decide no participar en los juegos, pese a que ya hayase firmado el papel, su colegio/universidad será demolido por el gobierno, pasando el terreno a la UEDO.” Por cierto, el hecho de que hayan perdido 6 años consecutivos, no significa que su colegio será demolido. El consejo os ha dado una última oportunidad, quedan advertidos.

Aquel misterioso personaje se fue sin decir una sola palabra más. Su imponencia era lo que me había intimidado demasiado. Solo quedaba responder mis dudas. Parecía que Walter sabía lo que tenía planeado hacer.

-Pregunta lo que quieras Math…, estoy muy avergonzado por haber aceptado ese horrendo trato. Hablaré con el director para solucionar esto.

-¿Qué es la CNDA, la UEDO y esa acta de qué trata?

Todo de golpe, ¿eh? -Dijo con una voz más apagada- El Consejo Deportivo de América es el encargado de organizar los torneos más importantes de nuestro continente. A su vez, su misión es mejorar el deporte para que hombres y mujeres participen ambos en el mismo grupo. Con respecto a la Unión Estatal Deportiva Oficial, es la mayor sede ubicada en LA. Sugestiona tanto el torneo escolar, como el orden en los que deberán perder, para favorecer las apuestas deportivas. En cuanto al acta, será mejor que te lo cuente después, es información altamente privada. Nadie debería conocerla. Aparte, no quiero meterte en problemas, sigue con tus estudios, me encargaré de solucionar estos embrollos. Mejor ve al taller de informática, tráeme un usb con estampado de W. Es el tercer piso, cuarto salón a la izquierda. Lo necesito para enseñarle al director toda la información obtenida.

-E-Entiendo.

-Gracias hijo. Apresúrate. Sino te darán las 2 de la tarde. A esa hora abrimos la cafetería. Seguramente estaré allí, si no es el caso, búscame en la antesala en la que estamos. 

Al salir de la habitación, me topé con una chica, alta, rubia, con lentes. Además de usar una camiseta de natación profesional. Llevaba un moretón en la pierna izquierda, a su vez, su cabello mojado, usando solo una toalla alrededor de su cuello. Choqué con ella por accidente.

-Perdón. Perdón… no te vi. Disculpa -Dijo ella, su tono era enérgico pero preocupado.

-Ya.., lo siento mucho, ¿cuál es tu nombre?

-Soy Feya May, del club de natación y capitana del equipo de tenis. Estuve ocupada estos últimos días. ¿Te lo puedes creer?, ¿eres nuevo cierto?, mucho gusto. Estaré encantada de recibirte en mi nuevo equipo, aunque no sea así, quiero volver a ver a un chico tan enérgico como tú. Espero no llegar tarde a mi pre-examen…, ¿buscas algo?

-Ah…, bueno, estaba buscando el taller de informática…

-Solo sube dos pisos más, y el cuarto a tu izquierda, empieza a contar desde la escalera. No me agradezcas. Espero que mi cabello se seque rápido.

-Prueba a calentar una toalla en agua caliente. -Exprime el exceso de agua. El proceso tardará unos minutos. Es algo que mi madre suele hacer cuando se le olvida una reunión.

-Gracias. Bueno ya me voy. Se ve que sabes de estos temas…, nos veremos luego. Bye.

La chica se fue corriendo. Me había dejado una sensación distinta a las demás, ¿de qué se trataría?, ¿emoción?, ¿suspenso? o…?, de momento quería centrar mi atención en otros temas. Fui directamente a buscar lo que Walter me había solicitado. Me costaba subir las escaleras, trataba de mantener la compostura. Pude observar a un chico de lentes verdes, cabello café, sentado en una banca, leyendo un libro interesante, pero no quise interrumpirlo. Al llegar, conté en mi cabeza el orden en el que me habían dicho. Encontré la puerta abierta, por lo que fui a tomarlo. Anteriormente, había sentido que algo, o alguien me estaba siguiendo. Para quitarme la duda quise confrontar aquel o aquello que tanto me atormentaba. Darme la vuelta parecía algo sensato. Lo hice. Un chico de una edad más alta que la mía se blandía ante mí. Esos ojos cafés, aquella mirada atemorizante, su sonrisa extravagante. Le temía un poco. Portaba un uniforme verde oscuro, con un escudo a la derecha centro: unas espadas, una corona y otros detalles más lo hacían ver más intimidante. La figura se empezó a acercar de a poco. Sostenía algo en su mano, algo redondo, casi como una pelota. De hecho, era una. Una de fútbol. No se inmutó. Temblaba de pies a cabeza. Solo pude tartamudear unas cuantas palabras. La figura por otro lado, tenía una respiración agitada, pero a su vez controlada. Estaba tan cerca de él. Tenía un cabello medio extraño. Llevaba una especie de flequillo con intersección en forma de equis, lo cual me perturbó un poco.

-Un nuevo chico. El general me había hablado de él, “El Legendario nieto de Evans”. una leyenda prodigiosa. El pináculo de la perfección. Quisiera halagarte hasta el fin, pero no quiero ofender tu inteligencia. Verás, estoy aquí buscando a alguien con quien perder el tiempo, pero, ya lo encontré -Me tomó de la camisa bruscamente- Si piensas llorar más te vale que lo hagas en otro lado. mi uniforme es de la más alta gama. Tomaré mis órdenes literalmente. SI mi jefe me dijo que acabase contigo, lo haré en serio. Si me disculpas.

-Elvis…, deja de perder el tiempo con el muchacho, ¡suéltalo ahora mismo!

-Tch, tenía que llegar don alegre a alegrarme el día. ¿Qué quieres maldito engendro deforme?

Otro chico, con una cicatriz en su ojo izquierdo, un casquete corto y ojos oscuros como la noche misma se apareció frente a mis ojos. Su mirada era de enfado total. Junto a él, una chica linda, con cabello pintado gracilmente de tonos morados, un uniforme de voleibol, a su vez con un broche de color verde adornaba su melena. Parecía perfecta, cautivadora a la vista.

-¿Qué tanto drama hacen chicos?, nos dijo que buscáramos los documentos firmados por el viejo ese. Deja de perder el tiempo con un niño de kinder y ven en este instante.

-¿Tanto drama Jessica?, ¿tienes algún problema?, si es así evita que le de un golpe a este torpe en su, ¡ya sabes qué!, ¿alguna queja Marlon?, ¿no protejas a este instituto?, ¿no ves?, es el nieto de Evans.

-¿Hablas enserio? -Preguntó la chica- Bueno, me retracto, golpealo fuerte, pero mucho, tanto que no se debe levantar jamás.

-No sean unos inmaduros, suelta al niño. Nuestra misión es otra, no debemos entretenernos con tonterías. Quiero que dejes al chico en paz. ¿Me oíste Scissor?, vámonos antes de que…

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