Prólogo
¡Un Bambú sobre la Confianza!
Recuerdo como si fuera ayer la historia cuando conocí a Jorge. Estaba pescando en mi aldea que estaba muy lejos de nuestro país natal: China, algo que por supuesto al actual gobernante no le hacía gracia. En ese momento existía la llamada Dinastía Yuan, gobernada por el fuerte y bravo Gegeen Kang, para ese momento la civilización china no se había formado por completo. De momento tenía que pasar por varios cambios. Además, nosotros estábamos ocultos en un bosque repleto de bambú, nosotros lo llamábamos bosque oculto, este era un lugar repleto de montañas que estaba oculta por la magia de ese bosque. Un día normal y corriente estaba apunto de tomar agua del río, cuando de repente escuché que algo se acercaba al lugar. Por lo que decidí acercarme para poder descubrir que era la extraña cosa que flotaba. A lo que divisé una pequeña caja, con algo de verduras, y además de eso, un pequeño bambú que parecía más bien una cuna, al acercarme un poco me di cuenta que un bebé yacía en ese bambú. A lo que recogí. Al principio no nos llevamos bien debido a que quería llenarse hasta los dientes de fideos. Algo extraño debido a que en las aldeas cercanas no era nada sencillo plantar y cosechar trigo. Finalmente mis esperanzas de tener un hijo se fueron, al darme cuenta de que ese niño era parte de una aldea cercana, por lo que lo recogieron. Después de eso pensé que mi vida como entrenador del Kung-fu había acabado pero alguien tocó mi puerta, por lo que opté por recibirlo. Se presentó un chico, cuyo nombre era Jorge. A lo que le pregunto, ¿qué haces aquí?, a lo que me contesta, “de que un batallón de mi pueblo, que ha sido atacado” el muchacho ni corto ni perezoso me pide su ayuda para entrenar. Yo confundido no sabía qué hacer, pero mi primer movimiento fue el de darle algo de comida y alimento. Esto hace que se alegre y se come los dumplings con mucha facilidad. Esto me recordó a mí. Le pregunté ¿cuáles habilidades quieres adquirir? y con la boca algo llena dice: necesito que me enseñes todas las posibles habilidades del Kung-fu.
-No hay problema chico si realmente necesitas salvar a tu pueblo te enseñaré Kung-fu.
-Bien, muchas gracias señor, te lo juro, no le defraudaré.
-No lo harás, para poder dominar el Kung-Fu necesitas de 6 cosas la número uno se llama concentración, seguido del autocontrol, la paz interior, la confianza, la perseverancia y finalmente la técnica del Chi.
-Vaya y como se hace eso?
-Lo sabrás en menos de lo que canta un gallo, además empezaremos con la perseverancia. Con un entrenamiento algo difícil de entender.
Después de analizarlo un poco, supe bien que Jorge sabría algo del mundo exterior. Por lo que parecía algo capaz y nuevo en este ámbito. Tampoco creía que se había enfrentado con algo grande, pero un chico de su edad seguramente sería capaz de dominar las técnicas de cada una, en especial la más poderosa llamada “Chi.” Esta habilidad solo la contenían algunos de los maestros mejores hechos de la historia de la China actual. A la vez que yo tuve uno de los mejores maestros de todos los tiempos. Con esta idea sería capaz de forzar vínculos junto con el chico. También volvería a mi carrera de maestro que tenía hace mucho tiempo. Debido a todo esto, seguramente se me haría algo complicado pero no imposible, esto según mi frase: “Todos seríamos capaces de lograr algo si somos fuertes, pero no debemos doblegarnos ante nosotros mismos” sabía perfectamente que a pesar de todo sería capaz de dominar el Kung-Fu mejor que nadie. Me alegró bastante que se comiera mis dumplings, era algo que me alegraba por montones. Extrañaba mucho la amistad de alguien. Me fui a dormir en mi cama super acolchada. Una de mis frases más famosas correspondientes a esta actividad decía: “Un buen descanso ayudará a tu energía para el día siguiente”.
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