Intensa es la llama del amor,

ella es la única testigo

de las palabras que interrumpe

por un sentido desconcierto

y fuera de testigos.

De rojo vestía,

ocultando esa túnica negra de despedida.

Difuntos aquellos

que pese al soplo de sinceros intentos

nunca consiguieron avivar

una llama tan viva.

Dichosos los ojos

que cuando puestos en ella,

los de ella para todos.

Pero, sobre qué traería razón

una vida vacía de ilusión e intriga.

Me conocí

entre mar de dudas y noches de insomnio.

Ahora, soy un simple náufrago

en la oscuridad de un recuerdo,

con un lugar de procedencia,

pero siendo preso de una marea

que de entre todas sus posibilidades

prefiere jugar con mi paciencia.

Anhelo su firmeza,

la estabilidad de aquella tierra donde provengo,

mi realidad es otra,

las estrellas las veo solo,

a expensas de todo y con esperanzas de nada.

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