LA LOMA

De sorpresa llegó a mí casa una tarde piola de enero del 97, la gracia de su hazaña es que yo nunca le había dado dirección ni cercanía de mí hogar, cuando le abrí el portón lo único que se me ocurrió decirle fue una tonta pregunta… Y tú? Creo que le dije 2 veces * y tu? *Preguntando se llega a roma* respondió risueña y agitada, nunca me quiso contar cuánto tiempo demoró en dar con mí dirección, pero llegó cuando la tarde se vuelve casi noche, traía una cartera que a la vez era una mochilita chica, traía una chaqueta delgada en las manos, traía zapatillas de lona, traía los ojos con un realce qué nunca antes yo le había visto, traía un rojo rubí en los labios, después de mirarla como sí fuera el mar y yo un niño viéndole por primera vez, no sé cuanto tiempo fue lo que demoré en volver a tierra y decirle *pero pasa, pasa * saqué una silla debajo de la mesa del patio y nos sentamos bajo el parrón mientras mí gato se paseaba por entre sus pies como queriendo presentación, era un gato romano muy mimado qué se adueñaba del sillón, le llamamos AMADOR y le hacía honor a su nombre pues era especialista en dejarse querer por las mujeres y al mismo tiempo muy huraño sí era un hombre él que pretendía acariciarlo

AMADOR había perdido un ojito hace un tiempo, no sé cómo fue, volvió una mañana herido después de haberse perdido por una semana, mí madre y yo lo curamos por varios días hasta que se fue recuperando, increíblemente volvió a llevar una vida completamente normal sin perder ninguno de sus dones felinos, tan es así que solía dejarme palomas muertas qué el mismo cazaba y lo peor es que las dejaba sobre mí cama, entonces no pocas veces al volver de noche a casa me encontraba con aquellos espectáculos dantescos de cadáveres de pájaros sobre la almohada, a veces eran escenas casi satánicas, imagínate encender la luz y ver dos alas ensangrentadas sobre las sábanas!!

AMADOR y ella hicieron inmediatamente buenas migas tanto que no había pasado ni media hora y el muy confianzudo bigotón romano ya ronroneaba en su regazo

Dormía así plácidamente mientras lo acariciaban sus manos, era como sí se hubiesen conocido de toda la vida aunque creí que sólo era cortesía de su parte e intente quitarlo de su lado, pero recibí de vuelta una reprimenda de ella y un arañazo del simpático AMADOR, taimado, mamón susodicho gato

Todos aquellos susesos en tan breve lapso de tiempo desde su sorpresiva llegada qué no tuve espacio para trabajar mí ansiedad ni mis nervios por su presencia en mí casa qué todo lo que pensaba en dicir me resultaba tonto y ahí estaba yo sin manual ni frases protocolares de cómo se debe atender a una visita tan inesperada

Ya caía la noche y los zancudos, polillas, pololos empezaban a lucirse creando una especie de coreografía en la ampolleta del parrón

Hacerte pasar a mí pieza me sonaba a una invitación qué podía ser tan mal interpretada qué la descarté al segundo después hasta que salió mí madre como heroina a mí rescate y después de saludarte y saber tú nombre, te hizo pasar al comedor donde ya estaba la mesa preparada con 3 tazas, con ésa rapidez que solo tienen las madres en momentos críticos como ésos, yo pajaron ni siquiera te había ofrecido un vaso de agua, entonces seguida por el gato coqueto y pegote, apostólico y romano, felino taimado qué no te perdía de su lado se limpió los pieza mientras entraba a mí casa sin yo aún caer en lo que estaba viviendo

MÍ vieja parecía entender todo, le hablaba con tanta naturalidad qué se podría pensar que se conocían de toda la vida, era una conversación no interrogatorio, era como sí en cada palabra mí madre más entendía el motivo o motor de su visita y el resto de información se lo daba mi cara aún desencajada sin atacar ningún pan a pesar de todo lo que amo las tostadas con palta.

Creo que mí madre se divertía viendo como le ponía solo 2 cucharaditas de azúcar al té, viendo como revolvía sin hacer ruido con la taza, cuidando cada movimiento, sin apoyar los codos en la mesa, se podría decir que yo era en aquella situación una especie de señorito inglés tomando té al volver de la campiña

En medio de mí ridícula actuación AMADOR el gato romano egocéntrico giraba en la alfombra haciendo unas piruetas nunca antes vistas logrando nuevamente a tener el protagonismo en la escena

Ni me tomé todo el té pensando en que sería lo correcto que yo debería hacer al respecto de su visita, la alternativa de hacerle pasar a mí pieza seguía pareciendo bastante osada y tampoco tenía la certeza de que a mí vieja le resultase apropiada, era la primera vez que una chica entraba a mí casa, al menos la primera vez así de forma inesperada, sin invitación previa ni aviso de llegada

Juntos ayudamos a mí madre a levantar la mesa, ella lavó las tazas, yo guardé el pan y un resto de palta hasta que mí vieja nos liberó diciendo que hiciéramos nuestras cosas, qué ella del resto se encargaba, entonces ella me propuso un plan que me alivió completamente en las posibilidades que mí cabeza trabajaba *muéstrame ésos lugares donde escribes, donde tocas guitarra, aquel cerro, la loma donde vas a ver las estrellas, ése lugar del qué siempre me hablas *dijo y sonó tan hermosa tú propuesta, tan favorable, tan inesperada, continuó argumentando * cuando describes ése cerro del qué me hablas es como sí hablaras de tu verdadera casa, por eso yo me propuse conocerlo, por eso estoy aquí, por eso busqué tú casa * entonces subimos por el camino que mis pasos han hecho, por el surco, por la huella qué yo sigo todas las tardes claro que ahora acompañado como si una estrella fugaz me hubiese cumplido un deseo de esos que uno pide en madrugada

El camino es en pendiente, es resbaloso, no de fácil pisada, nos reíamos porque lograba subir 3 pasos y de vuelta 4 pasos hacia bajo se deslizaba, yo la esperaba hasta que en un movimiento rápido como de águila, tomó fuertemente mí mano y no la soltó más nisiquiera cuando el camino se volvió más gentil, más amigable, más plano, sin subidas ni bajadas, fue así cómo caminamos de la mano por donde hasta ayer solo pasaba con mis cuadernos y mí guitarra

Así de la mano por primera vez llegamos juntos a mí lugar favorito del cerro que era la loma más alta de donde se veía casi toda la ciudad donde había una gran pileta de cemento qué en su interior sólo tenía algunos charcos de agua, a la cuál entrábamos de vez en cuando con los amigos del barrio de hecho se podía leer un gran F Y F qué yo mismo había escrito hace unos años atrás

No creo que ella haya podido asociar qué era la inicial de mí nombre junto a otra inicial además ya caía la noche y no me preguntó nada al respecto

No creo que yo pueda describir las noches bellas de mí vida intentaré dibujar ésta de enero aún sabiendo que no podré pintar sus colores verdaderos, el pasto seco ya crecido nos cubrió al sentarnos, después vino la luna más sonriente qué siempre, las constelaciones y de pronto ella boca arriba sin importar las espinas, las espinas qué le adornaban el pelo, más que un sueño de aquellos, más que en un pensamiento, el viento soplando los dientes de león y de pronto su voz me interrogó * cuál es tú canción favorita de SILVIO? mientras lo piensas te canto la mía * en éstos días no sale el sol sino tú rostro y en el silencio sordo del tiempo gritan tus ojos…… Entonces un peso misterioso en mí frente me hizo caer también en el pasto, en un segundo yo también boca arriba me cubría de flores silvestres, de zapatitos amarillos, de maleza, de manzanilla

Mientras cantabas el cielo se me vino encima, levanté las manos no sé porqué, pero levanté, las estiré hacia la noche recién parida, dos saltamontes pasaron por mis dedos y saltaron al pastizal al sentir ésa vibración en mí pecho

Ya terminaba su canción cuando quise empezar mí favorita * ahora sólo me queda/ buscarme de amante /la respiración…………… Entonces se me vino encima su boca, toda su boca salvaje, toda su boca desenfrenada, su boca arrebatada, entonces su boca abusó de la noche donde caí atrapado, entonces su boca me hizo inmóvil, dejó todo el peso de su boca en mí boca, no preguntó, no avisó, no pude elegir, no pude defenderme, no alcancé a mojarme los labios, fui besado en el pasto, fui bebido como un bichito en el rocío, fuí besado de improviso, fui bebido desde lo profundo de mí agüita fresca, arrancado de raíz fui bebido sin misericordia, se quitó toda la sed conmigo, me confíe en su pequeña boca, pero su pequeña boca era una galaxia, tenía su gravedad propia me retuvo ahí atrapado no sé decir cuanto tiempo duró su beso

Algunas figuras pude hacer con el escaso oxígeno, recurrí al último suspiro de mí pecho, me aferré a la vida y a su cintura, ya casi no tenía aire, no tenía voluntad ni derechos, yo era todo labios revueltos, rodamos por la loma, dejamos un surco en el pastizal con nuestros cuerpos, ya no había resistencia en mis brazos, ya no abría los ojos estaba entregado y besado, entonces me soltó y tomé todo el aire de la noche, respiré del crepúsculo todo el fuego

Llené mis pulmones de luna era enero y así nos quedamos un rato, nariz con nariz, labios mordidos, frente con frente cómo suspiro del mismo pensamiento ni las postales de enamorados qué yo antes había imaginado se parecía a lo nuestro nisiquiera me dejaste cantarte aquella canción, más ésa canción sonaba igual en el viento, era enero del 97 comenzaba así nuestra historia, ésa vieja costumbre de ir a los cerros, nos hicimos frecuentes de esa loma, de otras terrazas naturales, de las praderas otoñolas, de las planicies de pasto tierno, antes que aquí levantaran edificios de departamentos, antes nos levantábamos nosotros sacándonos las espinas del pelo, nosotros fuimos los colonizadores de éstos terrenos, fuimos antes que la maquinaria, fuimos antes que el cemento donde ahora hay un jardín y juega un niño en silencio, antes jugamos nosotros a cambiarle el nombre a los planetas provistos de vino rosé y cancioneros, lo único que aún no ha sido destruido por las inmobiliarias y su hambre de hormigón sangriento, es el cerro de la loma y la pileta dónde yo conté aquel beso

Todavía existe, aún sobrevive ése lugar, por un milagro que desconozco aún no han comprado aquel cerro, ojalá siga así intacto para la mano ambiciosa del que manda las retroescabadoras, quiera Dios, quiera el universo qué sea siempre el templo de los enamorados nuevos

Cambió la puerta de lata de mí casa, cambió por un portón de madera donde ya nadie llama ni grita mí nombre en enero, cambió el patio, ya no hay parrón ni sillas de mimbre ni mesón confortable ni brasero, ya no está mi madre ni la bicicleta de mi viejo

AMADOR murió hace unos años lo dejé acurrucado en la greda a un lado del árbol del tronco hueco, lo único que queda es la loma del cerro donde me abrió la boca su beso

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