Sé que no pertenezco,
No tengo pueblo, no soy de la gente.
Fui lo que fui guiado por el vicio de las ideologías,
Qué pérdida de tiempo,
lo que habita en ti es suficiente.
Sé que no pertenezco.
Sé que estoy solo en este gentío.
Se siente bien, Saber que pertenezco al silencio,
al aroma de los pueblos,
Que siguió los cursos de agua en los caminos polvorientos,
alejándose de lo habitual, rechazando todo lo que me esclaviza,
Como los que venden la vida a las tarjetas de crédito,
celebrando fiestas ajenas,
los miro con desconfianza,
De ver tantos sollozos y nada de carcajadas.
No tengo pueblo, no soy de la gente.
Este cansancio constante de los años,
Estas rebeldías me hacen abrazar la bandera de la libertad
Es el valor supremo de vivir.
Cuando duelen hasta los tendones de hacer lo que por miedo otro no hacen.
Por marchar sin temor hacia la incertidumbre de la vida,
Amasando sueños, esculpiendo verdades en las estatuas,
Abrazando a extraños, tragando argamasa de los medios,
Por eso me alejo,
Los miro con desaliento.
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