Mi cuerpo y mi alma se han fatigado,
mis manos tiemblan, mis ojos se entibian,
mi garganta cansada esta de tanta agua
amarga que hechiza un conjuro mortal
en mi consciencia.
El deleite se ha convertido en destrucción…
¿Hasta cuándo seguirás repitiendo la misma
secuela? La ansiedad se apacentado en mi mente,
supuestos ataques de infarto acribillan mi estabilidad;
mis pulmones poco a poco dejan de adquirir aire, de
adquirir una porción de aliento.
¡Dios mío… Ven y socórreme!
El mundo seguirá siendo mundo, pero tu eres diferente,
eres el aura que le devuelve la templanza a mi alma; Eres
el bello y eterno atardecer donde no me quiero ir. Tu
presencia es esencia de vida… ¡Tu mi fuente de agua viva!
-Sustituye pensamientos de muerte por pensamientos de vida,
vida abundante… Y solamente lo puedes encontrar en los caminos
de Dios todo poderoso… ¡Yavé Padre!
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