¿Acaso consideraste alguna vez mi sentir? Lo dudó mucho, pues solo fui tu medio de disfrute, tu saco de ira por aquellos desprecios y arranques de celos incomprendidos que desaté en tu masculinidad y tu única forma sensata de hacerte justicia fue mi constante agonía, no se quien eres Kirollos y espero nunca haberlo descubierto porque solo eres un jodido acosador cobarde, que no es digno de darle final a mi suplicio. Te sentiste merecedor del goce del placer de cada rincón de mi ser a base de dolor, te deleitó mi llanto sinfónico al son del juego de entrepiernas con el mete y saca; la diversión no era mutua y no lo entendías. Y eso es lo que ahora menos importa esta noche al sentirme mas impura de lo que he sido con tus palabras tan hirientes y aquellas marcas de “pertenencia” que dejaste en mi cuerpo tan lastimado es difícil describir este dolor el cual no puedo cargar en mi memoria sin estar necesariamente drogada.
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