Calladamente se esfuman los sueños, y queda la poesía…
Con aquella piedra mora
sin lágrimas ni risas,
Juega la niña sola.
Su ropa le queda larga,
cuatro soles del hambre.
Con ternura envuelve el viento
su largo cabello sombrío,
entran
no la ven,
salen
no la ven,
pasan
no la ven.
Tampoco han visto llegar
la fría mañana de invierno,
ni a las otras piedras que pisan,
ni a la única piedra mora
que la pequeña niña;
de pálidas mejillas,
tiene apretada en sus manos.
Cómo nombrarte niña
en medio de tanta prisa,
entre cargadas bolsas sin sueños.
Tan sólo te puede ver la poesía,
mientras tu infancia se deshilacha
por tus delgadas orillas.
Y si acaso yo no la viera
porque mi corazón de piedra fuera
sería la piedra mora con la que
juega la niña sola.
Enrique Lara
OPINIONES Y COMENTARIOS