12/06/2011

12/06/2011

Geral

20/12/2021

En algún momento existió una Geral de aproximadamente unos 8 años, era una niña muy apegada a sus hermanos y cada cosa que ellos hacían ella también quería hacerlo. Un Domingo en la mañana toda su familia fue a la ciclovía, cada uno tenía una bicicleta que concordaba con su edad; la mía era súper pequeña con ruedas de entrenamiento porque aún no sabía montar sin ayuda de estos. Después de tanto tiempo subida en la bici «20 min» llegamos al lugar donde vendían los mejores helados del mundo, todos elegimos un sabor diferente y compartimos, mientras disfrutábamos del helado a mis hermanos se les ocurrió una idea que para la Geral de ese momento le pareció algo arriesgada y descabellada pero a la Geral de ahora le perece una idea común y corriente. El chiste era una carrera hasta la casa y el que perdiera lavaba los trates del almuerzo. 

Acabamos el helado, estaba tan feliz por la carrera que me lo comí muy muy rápido, hasta manché la camisa que tenía puesta. Comenzó la carrera y mis hermanos me dejaron atrás; lo único que pude hacer en ese momento fue llorar y gritar «me dejaron, me dejaron acá»

Para mi sorpresa mi mamá estaba justo detrás de mi. Al fin llegué con ella a la casa, almorzamos como una familia feliz que no olvida las promesas que hacen y me tocó lavar la loza. Concluyó ese gran día con una fabulosa historia que se me quedará marcada para siempre.

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