Que crueles son tus calles, me han dado las tristezas más grandes, buscando en tus veredas me hallé y nunca encontré lo que necesitaba, parajes hermosos que causan una inmensa desolación, pueblo de mi alma anclado al llanto de mi corazón, me matas cada vez que piso tus entradas.
Ni un abrazo me regalas y yo que aprendí a querer tus calles, cómo huérfano me dejaste y como huérfano me recibes, eres un puñal en el dolor que ya había sanado, si buscaré en ti oro lo encontraría, si desenterrarla montones de dinero estarían a mi disposición, pero en ti pueblo frío solo busco lo que la vida me negó, ese calor, ese pertenecer a algo y todo eso que realmente importa y que despiadadamente me has negado una y otra vez.
En tus calles creció, en tus calles lloró, de tus calles se marchó y regreso sin más que un silencio en su ser, ser que ya no es, a lo mejor su esencia me traigas pueblo ingrato, entre el viento frío y las montañas que te rodean puede que encuentre su sonrisa que es todo lo que un día me diste, solo por eso me atrevo a regresar pues en el futuro el viento se llevará eso y solo tendré el desconsuelo de no encontrar en ti parte mi sangre.
Pasara el tiempo y en tus calles arruinadas andaré, caminare con cabeza en alto y rodeada de lo que por tanto tiempo se me negó, callare y en ese silencio daré Gloria a que en el cielo me dio mas de lo que buscaba en ti y tendrás que rasgas tus vestidos y admitir que sin Él nada eres y que por Él estas de pie, ojala no ignores el llanto de los santos, las oraciones de los justos y las palabras de Dios al que le guardas un altar que no le pertenece.
Dedicada a ti que no lo entenderás. By Dobile Ariza

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