Sus ojos me hicieron comprender, lo era todo.

Me sentí increíble, que podía contra el mundo. Sentí amor por primera vez.

Valió la pena sonreír todos los días de mi vida, salir adelante a pesar de mis tristezas. Cada persona que se cruzó por mi camino y me daño, a la cual, solo le dedique mi respeto. Todo el esfuerzo de brindar amor durante 30 años, para encontrarme aquí con el regalo más preciado de la vida. El amor verdadero.

Dejar de desear que me amen y amar locamente a los demás es un trabajo de pocos y heme aquí, me siento indomable.

Era parte de mi vida, me agarraba la mano y me miraba como si me dijera, que jamás me iba a abandonar. Aunque lo hizo, me dejó en lo profundo del amor, ahí donde uno se vuelve loco. Sonreí y pensé: si esto no es perfecto, así quiero morir con el placer de todas sus imperfecciones.

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS