Reflexiones de un filosofacto (Luego Existo)

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«Sospechoso de ácrata [no tanto por enfant terrible, quizá igual fui], mis opiniones e irreverencia explícita generaban problemas inter-institucionales a la venerable Universidad de Los Andes. La mayoría de su personal pujaba a favor de la instauración del Comunismo en Venezuela»

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«Apuro la restitución de la Venezuela donde nací, crecí e intelectualicé porque envejezco esclavizado»

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«No se vacunen contra pandemias, incluso la [en boga] del Virus-Mutante Comunista Chino. Si mueren, sus opresores no tendrán a quiénes azotar, convertir en espantajos o famélicos individuos, hambrearlos o torturarlos en ningún lugar del mundo. Si sobreviven, tendrán suficientes anti patógenos para emprender gestas insurreccionales: detenerlos e introducirlos [previo boletaje] en la nave paranormal que los conducirá hacia mundo ese mundo del cual nadie retorna»

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«No imaginan cuánta dicha habría producido a infinidad de seres humanos profesa del ateísmo la existencia de una entidad paradisíaca, infalible, con atribuciones para intervenir ante la maldad, dar vida o impedir su irrupción corrupta. La majestad de la inteligencia se irá [Aries] víspera del fin del mundo»

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«Persuadido, infiero que no yerran tantos y fiables registros históricos: los fortuitos exterminadores de naciones son [al cabo de sus matanzas] expeditamente eliminados. Amotina contra tus agresores o adhiere a ellos, hazlo, luego celebra tu instante de imaginaria venganza en un mundo que nació derrotado o reafirma la perpetuación de los vándalos durante su ningún tiempo ejercitándote privilegiado cómplice»

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«Me oprime, seguido de lo cual enfada
al rememorar tiempos cuando éramos libres en un país que pudo desarrollarse. Nuestro propósito fue, delibera e infaustamente, obstruido por una cofradía de idiotas cuya peligrosidad es tan atrevida que arroga una casi irrefrenable peligrosidad nacional y mundial. Nuestros actos o decisiones no dependían del dictatorial arbitraje de una beligerante y criminal cofradía, maldigo el día cuando irrumpió al mando y trascendió las fronteras de una nación ultrajada con inaudita severidad»

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«Muchos en funciones representativas de países miembros de la Organización de Naciones Unidas, los sospechosos de espurios académicos del mundo
miran cómo en nuestro país un grupo ya calificado criminal de lesa humanidad [por la Corte Penal Internacional] destruye las más antiguas y prestigiosas universidades de Venezuela: sin pronunciar [se] con sentimientos de solidaridad, ni decir que luchará por apurar el final de la oprobiosa esclavitud a la cual fuimos sometidos. La discordiatoxis reina sin freno en nuestro país»

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«Jamás he desestimado la intencionalidad perversa, inhumana, y el poder para amotinarse [con predecible éxito] de multitudes proclives idolatrar mesiánicos. Socavan e incendian trascendentales infraestructuras de ciudades, entre las cuales instalaciones universitarias. La sabiduría, su enseñanza divulgación masiva se convierte en principal objetivo de guerra a muerte por parte de las satrapías que dirigen tumultos. Lo hacen en nombre de doctrinas políticas o religiosas, todas emparentadas por repetir mensajes de odio e instigar la confrontación entre adherentes y detractores. Soy un incondicional defensor de las academias, a quienes consagran sus vidas al aprendizaje y enseñanza en incesante pujanza contra la barbarie»

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«Somos prescriptibles, pero los Mandamientos del Ancestral y Regio Hombre no admiten término ni mediaciones interesadas en terraco. La sensibilidad humana nos impulsa libertarios, nuestras potestades son inmanentes y comportan, entre sus cualidades, fraternidad y solidaridad. No puede un individuo, grupo de personas con beligerancia política o alguien [auto] investido autoridad judicial negociar si procede o no respetar lo que es irrenunciable aun para los cobardes, inconcebible se discuta modificarlos para luego manipular plebiscitos aprobatorios»

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«El status quo-social del individuo no nace con él ni lo hereda, tampoco es forjable. El de cada uno de nosotros lo deciden quienes viven en redor nuestro, ellos te dan trato de persona respetable o infame impulsados por predecibles criterios morales: empero, la mayoría de las veces no aciertan. Sojuzgan mediante juicios erráticos e ininteligibles o caprichosos, prejuicios»