Si en medio de mis ruinas encuentras algo bueno rescatarlo, si en medio de tan gran desplome de dolor y odio, hay redención tienes gran tarea.
Han caído los muros que resguardaban mi ser, se apagó la esperanza de llegar al final de esta ardua jornada, las calles desoladas ahora duelen y agotan a quien pasa por tan oscuro lugar.
La tempestad no para, las aguas ahogan lo poco que queda, la música se perdió y los poetas sin letras quedaron, sin resguardo desde aquel día.
¿Dónde puedes ver algo bueno? Todo ha caído, todo destruido esta. Estamos al final del camino y nadie se le mide a levantar lo poco que ha quedado.
No hay rey que se apiade, no hay amigos que contribuyan, huyeron los soldados y la ciudad esta a disposición de sus enemigos.
Déjame ver que en medio del quebrando se encuentra una Gloria superior, que las lágrimas riegan flores y el dolor crea caminos, levanta de las ruinas a tu hijo y no lo dejes morir en esta guerra absurda que no escogió pelear.
Me rodean gigantes, cada vez son más grandes y parece que algunos son enviados por ti. Ya no sé, ni que es verdad, ya no puedo diferenciar en medio de tanta destrucción mis propios preceptos, hago lo que puedo con lo poco que puedo tolerar; se fracturó mi alma, mi espíritu se ve cansado, pero puedo jurar que mi Fe me mantiene en pie, a pesar de todo.
– «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve.» Y es por ella que la constancia no termina y que al ver tanta destrucción sé que todo puede ser posible.
DA 29/01/2021
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