Encontré mi lugar en la tierra perdida, en aquel paraíso perecedero, en el umbral de mis preguntas y mis dudas. El sabor de este pensamiento me persigue, me duele. Lo pienso, ¿tú lo piensas? Quizá es un sentimiento y mañana ya no tenga sentido. Pero está calado en mis huesos, no se quiere ir. ¿Hacía donde vas?- Me preguntas. Lo cierto es que hacía frío, pero a la luz del alba ardieron mis entrañas. El sol me transformó y me deslicé por el suelo. En el calor de mi fe pregunté, ¿adónde me llevas? La voz del viento me respondió, y comencé a volar. Mis pensamientos se evaporaban en la silenciosa danza de mis moléculas. Me descomponía. ¿Habré muerto?-Me pregunté. El cielo se lleno de tinieblas y tuve miedo. Caí a la velocidad del rayo, en los estruendos de la noche. Pero el sol volvió a salir y puso fin a esta metamorfosis. Ahora habito esta tierra fértil, alimentada por una gota de agua. Lo siento, ¿tú lo sientes?
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