Mi Luciérnaga

Mi Luciérnaga

Alan Berger

24/09/2020

–Hola, ¿cómo les va? Yo sé que no me conocen, es más, yo tampoco los conozco a ustedes, pero les quiero contar una historia.

Durante mi infancia, he tenido de todo: 2 perros, peces, tortugas, un canario, y 2 loros, ¡hasta renacuajos tuve! Mi madre casi me mata. Pero, lo mejor que tuve en mi vida, fue mi luciérnaga.

¿Una luciérnaga? ¿Qué dice este tipo?, pensaran. No me pongan esas caras, ¡todos tenemos una! O deberíamos… En fin, yo tuve una, pero la perdí…

¿Quieren que les cuente la historia? Les cuento: Yo llevaba mi luciérnaga a todos lados, las cosas tenían sentido solo cuando ella las iluminaba… creo que, si no hubiera sido por ella, jamás hubiese dado un abrazo… jamás no, estoy seguro. No, no estoy loco, ¡les juro! Estuvo en todas e iluminaba tanto con luz como con oscuridad. ¡Uff!, si habrá iluminado cosas…, me acuerdo, cuando era chiquito, que en la escuela había dos o tres que se reían de mi todo el tiempo… ahí hubiese deseado que no estuviese allí, ¡cuánta oscuridad iluminó! Pero, para oscuridad cuando me dejó mi novia. Resulta que me estaba engañando… pero no con cualquiera, ¡sino que con mi primo! Los agarré en pleno acto, bah, más bien, mi luciérnaga los alumbró, los agarró con las manos en la masa, y luego yo. Puah, fui corriendo a pegarle al traidor de mi primo, pero lo atravesé, o se corrió, no sé, y rompí una ventana. Ese fue el momento en que mi luciérnaga, aprovechando el agujero, se escapó, pero no sin antes encargarse de iluminarme las siguientes palabras: “no quiero saber nada más de vos, estás loco, andate de mi casa”. Desde entonces, el último color que he estado viendo, es el negro, pero no un negro cualquiera, sino un negro sepulcral, infinito y helado.

En fin, sigo buscando a mi luciérnaga, ¿alguno de ustedes la vio?

Una señora, claramente de mal humor, salió al balcón a ver a que se debía tanto alboroto. Cuando vio al pobre muchacho con un gran tajo rojo en la mano, hablándole a banco vacío, suspiro:

–Este gurí está loco.

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