Él es la definición de amor por la vida y LIBERTAD para vivirla. Me encontré con esa mirada aquel día cuando escuchaba unas canciones de Rock en un viejo bar. La atracción era mutua, lo supe desde esa primera mirada. Todo era cuestión de tiempo.
Unas horas después salió en dirección mía, se acercó, saludó y me alcanzó una cerveza personal. Devolví el saludo y acepté la cerveza. Teniamos amigos en común los cuales los querían mucho, yo apenas lo conocía y no sabía quién era, de dónde venía, ni de dónde conocía tanta gente que lo saludaba cada dos minutos. ¿Dueño del bar? ¿Algún músico? ¿Un Dj? ¿Manager? ¿Cantante?. No tenía respuestas a mi pregunta.
El momento se tornaba cada vez más amigable, y por qué no, también cómoda. Tener una conversación era casi imposible puesto que casi después de saludarnos aparecieron un par de chicas que lo saludaron alegremente. En todo momento entre bailes y coquetos pedían su atención; yo observaba la escena desde un lado mientras sostenía mi cerveza.
Era un bohemio, eso me había quedado claro. Pero nunca le ví el problema a ese tipo de personas, al contrario, me parecen interesante, tienen buena vibra, son divertidos, les gusta compartir tiempo contigo, disfrutan de cualquier tipo de conversación, nunca te aburres, son empáticos y intelectualmente son impresionantes.
Él compró más cervezas y me alcanzó otra. Esta vez conversamos largo, prefería saber más de él, sin preguntas, solo lo que él quiera contarme. Era comunicador social, egresado de una universidad muy conocida en el país, también era músico, traductor, amante de la metafísica, y los viajes por el mundo.
Cuando pienso en un músico se me viene a la mente los tributos, las imitaciones de voz forzada, los desafinados timbres vocales etc, pero en cuanto descubrí la música de él, me encontré con una joya. Su voz era agradable al oído, dominaba la guitarra casi a la perfección. Era fantástico.
Ese día, horas después de conocernos tuvimos un pequeño problema, lo suficiente como para quedar decepcionada de él y no querer verlo a ver nunca.
Semanas después me enteré por unos amigos que me estaba buscando en las redes sociales. Lo más probable era que le había dado un nombre falso. Perdóname era parte de una tonta broma.
Una de esas semanas coincidimos en otro lugar. Llegó hasta mí y conversamos; él pidió perdón, no se lo acepté pero le dije que no se preocupara, todo estaba bien. Insistió, yo también en no aceptarlo. Me ofreció pedirle lo que quiera, pero que lo perdonara. No pedí nada, no era algo que se podía solucionar con algo material. «Te compro las cervezas que quieras», sonrió. También sonreí y me fuí.
Más adelante volvimos a coincidir un par de veces más. Lo ví y antes que llegue a mí decidí acercarme a conversar, ya no estaba molesta, solo quería que dejara de insistir. Me ofreció ir a un bar cerca. Acepté.
Me llamaba «amor», no sé si se habría olvidado mi nombre o no quería llamarme como tal, de igual forma, no me incomodaba.
No niego que hasta le había tomado cariño por todo el tiempo que fuimos conociéndonos, corto pero bonitos. Era un tipo agradable, me gustaba.
En el camino hacia el bar nos encontramos con dos jóvenes perdidos que buscaban un poco de diversión; él era amigable así que se ofreció ayudarlos y llevarlos con nosotros. Yo me opuse. Él insistió, «amor, por favor, ¿sí?». Me presentó a ellos como su enamorada, era divertido escucharlo. Al final me convenció y llevamos a los dos jóvenes.
Él pagó sus entradas y les hizo un pequeño recorrido del lugar, ellos quedaron encantados.
Después de unas horas me había aburrido del lugar y quise irme, él no quería así que escapé.
Esa fué la última vez que salimos juntos.
Más adelante llegaron los estudios, trabajos etc, y dejé de salir, no sé si él también pero incluso en algunas veces que iba, no coincidimos. No hasta después de 4 meses.
Me percaté de que alguien me observaba, era él, estaba parado en una esquina solo, con una cerveza en la mano. Decidí levantar la mano en señal de saludo y alegría de volver a verlo.
Esos fueron nuestros saludos desde entonces.
No volvimos a vernos y no supe nada de él, no hasta hace unos días en la que recibí el mensaje de que había fallecido. No me lo pude creer.
Al dia siguiente busqué información con la esperanza de que no fuera cierto aquella trágica noticia. Mis esperanzas desaparecieron cuando ví los pésame a la familia.
El sentimiento de culpa me invadió, el saber que hizo todo por perdonarlo y no pude hacerlo cuando por dentro ya estaba lista para ello; no le dí importancia a algo que a él sí le importaba. Ya era tarde.
Me tomó días aceptarlo…
Lo que sentí es algo que no podría explicar. Un sentimiento de culpa e impotencia que te mata por dentro.
Decidí liberarlo y liberarme, perdonarlo y perdonarme, y dejarlo ir en paz. Sé que esté sentimiento de culpa va a seguir dentro mío no sé si por un corto o largo tiempo pero hay muchas cosas de las que me lamento profundamente…
Creo en una vida después de la muerte. Si estoy en lo correcto, espero podamos encontrarnos en esa vida, de momento vé en paz, vuela alto.
Para terminar solo quiero decir que, si hay algo que podemos hacer en vida, es amar, vivir y valorar todo el tiempo que comparten con sus padres, amigos, conocidos etc. Valórense, quiéranse, búsquense, abrácense fuerte, y sobre todo, perdónense. Porque si hay algo que con total seguridad no nos pertenece, es la vida.
[ 29/08/20 ]
200904
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