Resultados del II Concurso Historias de familia

acta del jurado

En Madrid, a 14 de marzo de 2016.

Un jurado compuesto por Gloria Fernández, Candela Duel y Enrique Ferrari, miembros del equipo docente de Talleres de escritura creativa Fuentetaja, ha decidido conceder los siguientes premios y menciones, destacar los aciertos de los relatos y comentar ciertos aspectos de los textos que podrían contribuir a su mejora:

1) Primer premio

Dotado con 1.000 euros en metálico

Norberto Ibáñez Molina, “Sombras en la boca”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7997

El relato es redondo: vivo, preciso, con una prosa muy cuidada, con diálogos intensos, escenas absorbentes y un narrador bien trabajado. Recoge en primera persona el choque que le supone al protagonista el encuentro con el mundo rural, subdesarrollado, del que procede su novio. Ambos han viajado desde España al país de origen de este, que no se nombra, pero parece andino. El relato trasmite la fuerte impresión que le causa al narrador la pobreza y costumbres de los familiares de su pareja. Un desasosiego que le estalla cuando prueba la coca, con un desenlace que es, al tiempo, la explicación (que está posponiendo su novio, incómodo con la situación) del motivo por el que están ahí y su intención de no volver más: “—Es más rápido que conseguir un contrato —me oí decir—: Elio y yo vamos a casarnos en España, puede que le den la doble nacionalidad y nunca regresaremos a este pozo de mierda.”

2) Premio especial al ganador de la votación popular

Dotado con un bono canjeable en publicaciones o talleres de Fuentetaja por valor de 150 euros

Santiago Casanova Gómez, “Seteventos”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7968

Un relato bien escrito, eficaz, entretenido, con un lenguaje cuidado y sugerente y un protagonista atractivo. Lo que en principio parece ser un peregrinaje a Santiago de Compostela, siempre bajo sospecha por el narrador, se revela como una huida frustrada: un marido cornudo le da caza y le pega un tiro para cerrar la historia. Hay que destacar también lo audaz de la perspectiva con que el autor ha enfrentado el tema de la convocatoria: en esta ficción el familiar no es el protagonista, sino su asesino, el vengador: su tatarabuelo (y probablemente su tatarabuela).

3) Premio al comentarista más destacado

Dotado con un bono canjeable en publicaciones o talleres de Fuentetaja por valor de 100 euros

Manuel García-Fogedo

En sus (numerosos) comentarios hay un esfuerzo de comprensión, de destacar los elementos más valiosos de los relatos y de apuntar posibles alternativas que él considera más eficaces: son observaciones siempre pertinentes, y centradas en lo literario. Son ejercicios de respeto hacia las obras y los autores. Y de honestidad: porque no deja de comentar también aquello que no ha entendido o no le ha gustado, aunque ello le puede restar votos. Con todo, debería evitar en el futuro el uso de mayúsculas.

4) Premio especial Filmin a los 4 vídeos elegidos por el jurado

Dotado con una suscripción gratuita por un año a la plataforma Filmin de cine online

Nathalie Mena, “Tu última cámara”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7554

El vídeo es una suma de vídeos domésticos hechos por su padre que el narrador titula con pequeñas notas que le sirven de diálogo con este, pero también de propuesta estética, sobre el arte, muy valiosa. La obra quiere ser un modo de reencontrarse a su padre en las grabaciones de los momentos cotidianos, pero el registro de esos recuerdos le exige también al autor una reflexión sobre cómo se crean estos, o sobre la imposibilidad de recuperar plenamente el pasado. Es, debajo de esa apelación de la hija al padre, un ejercicio metaartístico sobrio y muy interesante.

Carmen de la Rosa, “El hermano del abuelo”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8026

Con un guión bien trabajado, emocionante pero comedido, la cámara recorre al principio los retratos colocados sobre una mesa para reconstruir parte del árbol genealógico del abuelo de la narradora. La historia se centra en el hermano del abuelo, Julio Antonio, muerto ahogado a los 25 años, que fue poeta y dibujante en el Tenerife de principios del siglo XX. La reconstrucción de su vida a partir de la filmación de diferentes registros de la memoria (sobre todo fotografías) es impecable, entrelazadas las palabras de la narradora y las recuperadas del poeta.


Enrique Rey, “Un tipo curioso”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8140

El vídeo simula el registro que hace un niño de la vida de su bisabuelo a través de las fotografías que él mismo había hecho. Funciona bien: las fotos (retratos) tienen ambición artística, la música es sugerente y el relato que vertebra la biografía del bisabuelo es eficaz, emotivo, con una candidez entrañable, nada pretencioso. Quizá leer tanto texto escrito en el vídeo fuerza demasiado al espectador, pero es un recurso legítimo para no restarle presencia a la música, muy importante aquí.

José Roa, “Retrato Aura María Moreno”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8064

Vídeo emotivo centrado en la exposición del relato que la protagonista cuenta a cámara, al tiempo que se suceden las fotografías para documentar los hechos que narra y suena una música de fondo muy acertada. El guión -una síntesis de su vida, unos pocos recuerdos- no busca tanto la audacia o la construcción perfecta en la narración de la historia como recoger la sensibilidad y la empatía que desprende Aura María, que mira hacia atrás, con su infancia y la muerte de sus padres, pero también hacia delante, con la presentación de sus hijos y nietos, para dejarles la grabación a ellos en el futuro como testimonio de su vida.

5) Finalistas elegidos por el jurado

Junto a los ganadores del primer premio, del premio de la votación popular y los vídeos seleccionados por el jurado, las obras de los finalistas serán publicadas en el libro electrónico colectivo Historias de familia 2. En el acta aparecen sus nombres por orden alfabético.

Alfonso González Leal, “Mata Hari”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7828

Es un relato sugerente, con una historia emocionante detrás, con la que dosifica bien la información para mantener la intriga. La estructura del relato en pequeños capítulos resulta aquí un mecanismo eficaz para organizar la historia y facilitar su comprensión al lector, a pesar de toda la información elidida y su carácter fragmentario. Las frases cortas, bien medidas, dan agilidad al relato. Falla en algunos casos la puntuación, con más comas de las necesarias, y alguna errata con las tildes.

Alfredo Darío Ruiz Martínez, “Abuelos”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7511

Un buen relato, bien escrito, con el ritmo de las frases cortas y las repeticiones y estructuras isomorfas propias de un narrador que es todavía niño. Hábil al contar con la naturalidad e ingenuidad de un niño el conflicto de las dos Españas, personificado en sus dos abuelos. Encadena muchas anécdotas o rutinas infantiles, quizá demasiadas, pero quedan bien insertadas en el relato y cumplen bien con la función de esconder ese enfrentamiento entre los abuelos, restarle protagonismo a favor de la actitud o percepción del niño. Quizá es innecesaria, por redundante, por obvia, la frase: “Mi tío me ha dicho que mi abuelo de La Fábrica es rojo y que el policía es azul, pero yo los veo a los dos iguales.”

Almudena Ramírez Pantanella, “Mi familia cubista”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7877

Un ejercicio sugerente, con un comienzo que es a la vez la percepción de la narradora y un ejercicio de estilo que entronca bien, con su reflexión sobre la sonrisa, con la historia que cuenta la segunda parte del relato, la narración de una boda (de la presentación de su novio a la abuela con motivo de esa boda) que sirve de marco para un breve retrato colectivo de su familia, destacadas las historias de su tía Sonsoles y de su primo Agustín, marcados ambos por una mala gestión de sus sonrisas. Cierra muy bien el relato, con el reconocimiento en sí misma de los rasgos cubistas de su familia. Hay algunas faltas de ortografía con las tildes.

Antonio F. Ruiz, “Pedazos de pan”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8015

Ambientado al principio en la guerra civil española, el tiempo se dilata en el relato hasta cubrir al menos 50 años de la vida (y muerte) del hijo (y nuera) de la narradora: Una primera pista para indicarle al lector que, como testigo, quien narra la historia es peculiar. La segunda pista (“por cómo me pasaba el paño”) y la foto que acompaña al relato clarifican el hecho de que el narrador es en realidad un retrato, una fotografía, que observa lo que ocurre y se dice en una habitación: un recurso sin duda audaz, que responde muy bien a la convocatoria de este concurso. El texto, con un lenguaje y ritmo muy trabajados, trasmite bien la actitud entrometida y a ratos condescendiente de la madre.

Antonio Fernández Jiménez, “Los brillantes ante tanta oscuridad”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7844

El relato es bueno, emocionante, bien construido (aunque el lenguaje, sobre todo al principio, es a menudo artificioso, poco creíble, y rompe el ritmo con 4 o 5 palabras poco acertadas). La primera parte de la obra es la narración de la escena de un reencuentro inesperado del padre de la protagonista con su familia al final de la guerra civil, precedido de la angustia de la niña ante la suerte de otros como su padre. La segunda parte, con un salto temporal de dos generaciones, retoma la historia con la perspectiva de los años, con la reflexión que se permite el narrador (nieto de esa niña) sobre el testimonio de su abuela de esos hechos. Un doble enfoque, marcado por el tiempo y la distancia, muy sugerente.

Carles Campsolinas, “Villa Mayfair y las notas del abuelo”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7775

Las fotos, como elementos del primer párrafo, le dan fuerza y nitidez a la ambientación del relato, con un papel importante. Dosifica bien las anécdotas, que funcionan de apoyo a ese ejercicio de nostalgia del narrador que en seguida se centra en su abuelo y en las libretas que escribió. Para el final del relato cambia de registro, y reorienta la historia hacia lo fantástico, haciendo de lo anotado en esas libretas las claves que el nieto debe descubrir para obtener una buena herencia: un cambio de dirección arriesgado, quizá innecesario llevado hasta ese extremo, pero eficaz para cerrar el argumento.

Damián Depetris, “El árbol más raro del mundo”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8072

El punto de partida del relato (y la imagen final: un dibujo de su hermano menor) funciona bien para destacar su historia como respuesta original a lo planteado en la convocatoria. En su casa no había fotos de toda la familia. Explica en seguida por qué: sus padres se separaron cuando los hijos eran todavía muy pequeños. El narrador arma el relato a partir de esta ausencia, sustituidas las fotos por los dibujos de su hermano menor: cuenta las vidas separadas de sus padres (sobre todo de su madre, hecha de bandazos) tras el divorcio. Escrito todo en un solo párrafo: quizá un tanto largo, pero que sirve para dotar a la historia de una coherencia que los hechos no parecen querer apoyar.

Emeshe Juhász-Mininberg, “Cincuenta y pico”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8146

El comienzo del diálogo inicial con una onomatopeya destaca la soledad de la protagonista, que vive sola con una cotorra. Pero en la narración de su rutina actual quedan encajados, con referencias muy breves, los recuerdos de Manolo, su marido, ya en su vejez, en un equilibrio muy logrado, que le da al relato emoción, pero lo mantiene comedido, con ese verso final de Quevedo que sirve para fusionar con habilidad ambas historias o ambos tiempos.

Gemma March, “Retales”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7980

Una vieja carta estimula en la narradora sus recuerdos de infancia que, sumados, son la reconstrucción que hace de un padre al que no ha conocido: los retales que usa su madre al coser son también los que usa ella para imaginarse a su progenitor, con el rostro (y el olor y las acciones) del padre de su amiga o de los protagonistas de las películas que ve en los programas de cine de su madre. El relato, bien armado, bien escrito, ágil y cohesionado, termina con la narración del contexto del hallazgo de esa carta escrita por su padre: muerta su madre, la encuentra en su cajón, dirigida a ella. Acaba con un reflexión honda, sugerente, nada presuntuosa, y las fotos de esos programas de cine con los que dio un aspecto a su padre.

Ignacio Romero Laviña, “La caraba”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8033

Un relato redondo con un comienzo, que es la propia foto y las primeras líneas, muy audaz. El narrador apela al lector para contar una historia que ya solo él puede contar, porque los demás hombres que salen en la foto están muertos. El grueso de la historia, que en sus diálogos recuerda a Los santos inocentes de Delibes, es una anécdota referida al momento en que sacaron la foto: cómo el narrador, su padre y su abuelo son los que tienen que arrodillarse para salir todos (señores y criados). Con un salto temporal de muchos años, el niño de la foto reaparece como adulto adinerado para cumplir con su sutil venganza: a cambio de salvar con su dinero una fábrica de don Pedro ahora es él el que le obliga al anciano a arrodillarse para la foto. Un cierre redondo. Le faltan algunas tildes.

Jesús María Martínez del Rey, “El milagroso miedo de la Coronela”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8189

El comienzo es audaz: el narrador se recrea en el propio recuerdo (él tenía 5 años cuando muere su abuela), lo cuestiona, lo analiza. Y de ahí pasa a una breve reconstrucción de la genealogía de su familia, que apuntala también con documentos, y a unas pocas anécdotas de su papel en la guerra civil para dar muestra del carácter de su abuela. El lenguaje está cuidado, es siempre preciso, y la estructura del relato, en dos partes, funciona bien, con una frase final que da sentido a un título quizá demasiado específico, que no abarca el conjunto de la obra.

Manuel García-Fogada, “Rastas de estopa”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8001

El cuento, de corte fantástico, surge del efecto óptico de la fotografía que lo inicia: detrás de un cristal hay una mujer, pero en el reflejo se dibujan las ramas de un árbol que se superponen a su rostro y le sobresalen. El narrador es hijo de la mujer y del árbol. En la foto su madre está embarazada de él. El relato cuenta cómo se conocieron y cómo quedó encinta: una historia bonita que el narrador se esfuerza por darle una apariencia verosímil, cercana a la realidad en la mayoría de sus detalles. El final indica la repetición de la historia con el narrador mismo, aunque con los papeles cambiados, al enamorarse de una acacia. El texto funciona bien: muy descriptivo, minucioso en los detalles, sensible en la narración de la historia y un final que sugiere, lejos de un hecho excepcional, el ciclo de la vida.

Margarita Merino Vázquez, “Manuela”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8128

El relato tiene dos puntos fuertes: cómo plasma la vida cotidiana del pueblo, con lo excepcional de la llegada del cura y su sobrina, cómo los reciben y se hacen a vivir allí, y el final, la sobriedad con que el narrador pone punto final a la felicidad de la familia formada por Manuela e Isacio con la muerte de esta. El relato es correcto, aunque quizá debería haber medido más la extensión de sus distintas partes para dejarlo más compensado. La serie de fotografías que incorpora tienen un indudable valor como registro del crecimiento de la familia y la pérdida, en la última de ella, de la madre, reforzando ese final desolador de la historia.

María Eugenia Aguilar, “La vida eterna”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7912

En los dos primeros párrafos, el narrador le habla a su madre, muy enferma, en un texto breve que es un repaso apretadísimo a su biografía, su reconocimiento como hija, una declaración de intenciones o esperanzas imposibles, y el registro de esos últimos días y la impotencia al ver cómo se le acaba la vida tan joven (62 años). El último párrafo, con ese salto temporal de varios años, es una reivindicación más sosegada de su recuerdo, aunque le resta fuerza al conjunto del relato. El texto está bien escrito: es emotivo, amargo, muy sentido, con una ambición poética incuestionable.

Sandra Parra Cárdenas, “Pasos”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8153

Una composición fotográfica vertebrada a partir del paso como metáfora de la actitud ante la vida. Los textos bajo cada foto, muy breves, como poesías, son una explicación o concreción de esos pasos a partir de la biografía y genealogía de la autora: cada familiar descrito por su andar, señalados en las fotos los ángulos y direcciones de esos pasos, y la vida de la autora explicada por sus dificultades para caminar. La puntuación, con las comas a menudo mal puestas, estropean el efecto de lo escrito, pero en su conjunto es una creación -casi un collage, con las fotos alteradas con dibujos- original, valioso, bien vertebrado.

Sergio Martínez, “La partida”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7861

El texto funciona bien por su liviandad, por lo anecdótico de lo relatado: con el trasiego de la mudanza de sus padres, dos hermanos encuentran entre los juegos de su infancia unas chapas y un álbum de cromos. El ejercicio de nostalgia se convierte en seguida en una nueva competición: con una partida decidirán quién se queda con el álbum. Como si fuera una regresión, dos adultos de unos 40 años vuelven a ser niños un momento (con su entusiasmo, su lenguaje, etc.), como si el relato fuera un paréntesis en sus vidas, o una vuelta atrás, que desaparece de pronto cuando la llamada de la mujer de uno de ellos les devuelve al presente. La serie fotográfica que acompaña al texto, y que incomprensiblemente el autor pone tras el FIN en lugar de integrarla en el relato, focaliza la historia familiar en esos objetos de deseo, reforzando la anécdota, como si fueran el álbum y las chapas la mejor sinécdoque para comprimir su infancia.

Sergio Rebollo Dabo, “Sin red”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7545

En el relato el mundo circense -que al principio solo se intuye a partir de algunos de sus elementos (caravana, carpa, grada, palomitas…)- se muestra eficaz como atmósfera exótica, chocante, muy atractiva, con la que el lector se va empapando mientras le llega, bien dosificada, la información del enfado del hermano con la hermana. Construido en su mayor parte como un diálogo, se va clarificando poco a poco el motivo de la discusión: la temeridad de la hermana en el número de trapecio con su hermano. El narrador -que es la misma niña- contrasta la actitud protectora del hermano con la empresarial del padre, que está bebido, aunque se muestra cariñoso (su madre ha muerto). El final, con ese “lo último que recuerdo” para narrar su siguiente número, en el que su hermano debía cogerla con una sola mano, sugiere un accidente.

Soledad García Garrido, “Oculto en el silencio”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/7660

Un relato emocionante que se desplaza del presente al pasado para trazar en la vida del tío Julio una trayectoria de desventuras desde su mismo nacimiento. El lector conoce al protagonista interno en una residencia de ancianos, sin más familia que dos sobrinas, incapacitado. Y luego los momentos críticos de su vida, enumerados por la narradora (una de sus sobrinas), para apuntalar esa imagen de su tío de hombre vapuleado por las circunstancias, que refuerza con una escena final bien lograda: Comparándose él mismo con Don Quijote. Pero permitiéndose un cierto margen para la esperanza, al recuperar la voz (y algo el ánimo) el tío, para relajar esa atmósfera agónica.

Toñi Martínez del Rey, “La otra madre”

http://www.clubdeescritura.com/convocatoria/ver/historias-familia-dos/8039

El desarrollo del relato resulta eficaz: despliega desde un hecho circunstancial, fortuito, un secreto de familia oculto en un principio a la narradora. El abuelo, enfermo de alzhéimer, le suelta a la nieta, a la que ya no reconoce: “Pero ¿qué mal he hecho yo para que mi madre no me quiera?” Lo que motiva una conversación de esta con su madre, que acaba contándole cómo su abuelo fue abandonado. Los diálogos son un tanto planos, poco sugerentes, pero la reconstrucción de la historia de la foto que guarda el abuelo de su madre biológica y cómo puede explicar así la madre de la narradora la vida de su padre está bien resuelta, con una emoción contenida, sobria, que sabe trasmitir al lector.

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