Perfil público

Mentiría si digo que siempre quise ser escritora. La verdad es que solo una parte de mí lo sabía, la que naturalmente escribía; la otra parte estaba ocupada tratando de encajar en lo que la sociedad planea para una.
Estudie en un colegio de monjas, de donde tenías que salir pensando en convertirte en una mujer empoderada: médico, abogada, contadora o maestra, pero jamás mencionaron que se podía escribir profesionalmente.
Lo vine a descubrir gracias al elogio de un gran amigo cuando escribí sobre el viaje que hice a Europa después de terminar la carrera de Derecho; sí, soy abogada y ejercí la profesión por varios años, luego mi vida cambió.
Fui diagnosticada con Lupus a los 16 años, pero no fue un problema sino hasta que mi esposo y yo decidimos tener un hijo y mi vida cambió. Mis riñones fallaron y a partir de ese momento mis días transcurrieron entre salas de dialisis, cirugías, trasplantes y largas temporadas en habitaciones de hospital.
De allí por supuesto surgieron muchas ideas, muchos textos llenos de sentimientos que solo pueden salir de alguien que sufre, de alguien que ha agonizado un par de veces pero que aprendió que la vida no termina hasta que termina.
Escribo para liberar mi mente, ayuda a sentirme mejor y de algún modo ayuda a otros a sentirse mejor, y de eso se trata no, de inspirar.