Perfil público

Escribir es una de las constantes de mi vida (incluso más que la lectura), uno de los grandes placeres que tiene ella para mí, ya sea pulsando las teclas de una computadora, o escribiendo con lápiz, lapicera, o pluma (el celular, me temo, es un punto de inflexión).
Estudio Letras en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y me especialicé en Lingüística porque el lenguaje es, en mi opinión, algo milagroso y la escritura, la Gran Herramienta para jugar con él: cada lengua es un mundo (infinitos mundos) de posibilidades; no sólo de creación, sino también de experiencia y expresión. Usar el lenguaje (hablar, escribir, leer, escuchar) nos atraviesa en todos los niveles, desde lo físico a lo mental; nos permite que volvamos realidad (como mínimo en sonidos y palabras reales) las más locas ideas de nuestra mente, que seamos (dentro de los siempre permeables límites de nuestra-s lengua-s) todopoderosos, que exploremos todo lo que querramos.
De los usos del lenguaje, la escritura es (a mi parecer) el que más permite aprovechar sus posibilidades, reflexionar sobre lo que se piensa, trabajar sobre los modos de expresarlo. La escritura (por lo general) multiplica los posibles: nada está escrito en piedra. Menos todavía esta presentación.