Yohei Gakko – War College 15

Yohei Gakko – War College 15

KyoKei

18/06/2023

Tras desviar un ataque frontal de su oponente, cuya lanza perforó el suelo, Kareth contraatacó dirigiendo una de sus espadas al costado de la chica. No obstante, de poco sirvió, pues sirviéndose de su arma como pértiga, su adversaria saltó por encima de él, buscando esta vez su espalda, lo que dio lugar a un giro rápido por su parte y al ruido metálico producido por el choque de sus armas.

Estaba preocupado. Pese a que Sarah era una gran guerrera, los miembros de Karma no se quedaban atrás, y estaba enfrentándose sola a una multitud de ellos. Además, las cargas del revólver de Seigari parecían haberse terminado, lo que la dejaba como única capacitada para defenderlos.

-¡Sí de verdad son importantes para ti, yo que tú me daría prisa! –dijo Tara.

Aun así, él tampoco lo tenía fácil, pues estaban igualados en combate.

Tratando de pensar en su siguiente movimiento, Kareth dio un salto hacia atrás, guardando un poco las distancias.

-¡¿Qué pasa?! ¡¿Vas a huir?! –se burló su adversaria.

Sólo se le ocurría una forma rápida de vencerla, pero para ello tendría que recurrir a algo que se había prometido no utilizar, ya no sólo por mantenerlo en secreto, también porque cuando combatía sin preocuparse de sus heridas tendía desvincularse de su alrededor llegando a ignorar la integridad tanto de enemigos como de aliados.

Ensimismado como estaba, se vio sorprendido por un nuevo ataque de Tara, defendiéndose de éste en el último momento, sin embargo no pudo hacer lo mismo con un segundo, hiriéndolo en la barbilla.

“Buena estrategia”, pensó, concluyendo que uno había sido una distracción para encajarle el otro.

Por desgracia, la embestida de la chica no acababa ahí, ya que, aprovechando la ventaja que había conseguido sobre él, continuó enlazando ataque tras ataque hasta acorralarlo contra la pared.

-¡Mierda! –se quejó Kareth, quien quedó desarmado y con la lanza de su contrincante apuntándole al cuello

-Me temo que el combate ha terminado –declaró Tara, orgullosa de su victoria.

Era evidente que no se encontraba en la mejor situación. Sus dudas le habían hecho perder la concentración en el combate, metiéndole de lleno en apuros.

Desde allí, pudo observar a sus amigos, concretamente a Sarah, a quien ya comenzaban a flaquearle las fuerzas. ¿A cuántos se habría enfrentado ya?

Aquella imagen le incentivó para tomar una decisión, cerrando los ojos y respirando hondo durante unos instantes antes de dirigirse a Tara.

-No tendré más remedio que tomármelo serio –murmuró.

-¿Eh? –sin entender bien a qué se refería, la chica inclinó la cabeza, confusa. Entonces, Kareth apretó el botón de su teletransportador e hizo aparecer un cuchillo de caza.

Por otro lado, Remi seguía combatiendo, llevando ventaja sobre su oponente. Pese a que Weird era bastante hábil con su arma, la puntería de Remi lo desestabilizaba.

De repente, Weird se detuvo en mitad del combate.

-¡¿Qué?! ¡¿Ya te has cansado?! –se burló Remi, provocando un suspiro por parte de Weird.

-Veo que así no voy a llegar a ninguna parte. Así que te enseñaré algo interesante.

Entonces su arma emitió un extraño sonido, cambiando algunas piezas por otras pero, básicamente, tomando el mismo diseño que antes.

-No veo mucha diferencia –dijo Remi,

-¿Tú crees? –con esta pregunta, Weird disparó los filos de su garra hacia Remi, pasando por su lado a escasos centímetros

-¡Eso ya lo hacía antes! –se quejó Remi, irritado con su adversario.

Para su sorpresa, Weird desplazó su extremidad hacia un lado, movimiento con el que hizo que los se dirigiesen a la pierna de Remi.

-¡Agh! –gritó el chico, apoyando una rodilla en el suelo al sentir un dolor punzante en su gemelo. Al mirar hacia atrás, vio los filos clavados en éste- Así que ahora vez los manejas tú.

-¡Exacto! Quizás hubiese sido buena idea usarlo antes, pero, ya sabes, “no es bueno mostrar todas tus cartas”.

Haciendo acopio de fuerza de voluntad, Remi volvió a ponerse en pie.

-Esto se ha puesto interesante –dijo el chico.

Tras esto, disparó a Weird, quien utilizó su garra para cubrirse de las balas, repitiendo el mismo movimiento que antes. Esta vez, su adversario ya conocía la versatilidad de sus filos, lo que hizo que se mantuviese vigilante una vez los hubo esquivado.

-¡No volveré a caer en el mismo truco! –mientras apuntaba con su arma a los filos recién disparados, sintió cómo otros atravesaban su estómago- ¡Gaaaaah! –el impacto le hizo caer de nuevo al suelo, encogido sobre sí mismo.

-¡¿Creías que no lo tenía todo pensado?! ¡Puedo manejar más de una carga! –exclamó Weird, sonriente.

-¡Ugh! ¡Mierda! –se quejó Remi al tiempo que sangre comenzó a fluir por sus labios- Eres un tramposo…

-Yo prefiero llamarlo “estrategia”. Y ahora, el golpe de gracia –dijo mientras extendía su brazo.

Mientras observaba la mano de su contrincante, la mente de Remi intentó pensar en una manera de salvarse. No quería perder. No así. Sabía que todavía quedaba esperanza. Que podía darle la vuelta al combate. Pero el dolor no le dejaba pensar con claridad. ¿Qué podía hacer?

Fue en ese momento cuando se le ocurrió algo que quizás funcionase.

Cargando el cañón de sus armas, apuntó hacia abajo y esperó hasta que Weird disparase. Justo cuando éste lo hubo hecho, apretó el gatillo, elevándose ligeramente en el aire por la fuerza del retroceso, con el apoyo de su pierna sana. Entonces, desde el aire, disparó una ráfaga que golpeó las articulaciones de Weird.

-¡Aaah! –éste cayó al suelo, de rodillas, misma posición que adoptó Remi tras aterrizar, incapaz de mantener el equilibrio.

-Admito no me lo esperaba –dijo Weird.

-Gracias –contestó Remi.

-Esto no ha terminado, Remi

-Lo sé, pero la próxima vez, mi tiro irá a la cabeza. Entonces sí será el fin.

-¡Remi! ¡Sal de aquí!

De repente, la voz de Kareth le interrumpió. Al mirar en su dirección, observó el cuchillo que su amigo sujetaba.

-¡Ah! ¡Podrías haber avisado antes! –exclamó Remi, dando un paso atrás.

-¿Qué es lo que…? –intentó preguntar Tara.

En ese momento, Kareth avanzó hacia su lanza permitiendo que su cuello fuese atravesado de parte a parte.

Aquello sorprendió a Tara, a la vez que la asustó, incapaz de apartar la vista mientras su adversario continuaba con aquel acto macabro. Finalmente, no pudo soportarlo más, y decidió soltar su arma, alejándose de él.

-¡¿Q-qué significa esto?! –un sudor frió recurrió el cuerpo de Tara, quien no podía creer cómo Kareth no había muerto ante semejante herida.

Mientras tanto, el joven sacó la lanza de su cuello y la tiró al suelo.

-Es complicado de explicar –dijo una vez se hubo cerrado el boquete en su garganta-. Allá voy.

Nada más acabar la frase, se desplazó a gran velocidad hacia Tara, quien teletransportó la lanza de nuevo a sus manos y ensartó su corazón. Sin embargo, esto no tuvo ninguna consecuencia en él, quien continuó con su embestida, acuchillando su estómago y parte del pecho.

-¡Aaaah! –se quejó Tara, perdiendo el equilibrio y cayendo hacia atrás.

Ignorándola, Kareth se dirigió esta vez hacia Weird y Remi.

El último de los dos, habiendo recibido el aviso de su amigo, corrió hacia Sarah, ayudándola a quitarse de encima a algunos miembros de Karma y haciéndole señas con la mano para que le siguiese.

-¡Rápido! ¡Larguémonos de aquí!

-¡¿Qué ocurre!? –preguntó Sarah, mirando a su alrededor por si aparecían más enemigos.

-¡Ahora mismo es mejor no meterse en el camino de Kareth! ¡Aprovechemos para escapar! ¡Él se encargará del resto!

-¡¿Cómo que se encargará del resto?! –gritó ella, confusa.

Haciendo caso omiso a sus preguntas, Remi arrastró a los otros tres hacia el otro lado de la puerta, disparando contra todo oponente que se cruzaba a su paso. Una vez fuera de la sala, logró cerrar la entrada antes de que los persiguiesen.

-R-Remi… -intentó decir Nara entre jadeos. Se encontraba boca abajo en el suelo, ya que con las prisas, había acabado tropezando- Casi nos matas.

-Lo siento –se disculpó el chico, sentándose a su lado.

-¿Qué ocurre con Kareth? –volvió a preguntar Sarah, desconcertada y en la misma posición que su amiga.

-Imagino que si no lo sabes, es porque no te ha contado nada. Parece ser que el Radiar evolucionó de una manera distinta en Kareth. Por eso, tiene una regeneración fuera de lo normal. De hecho, lo hace inmortal ante cualquier herida física. Incluso si le cortas la cabeza, sigue vivito y coleando.

-¿Eh? –fue lo único que pudo responder ella, frunciendo el ceño.

-Se que es difícil de creer, pero lo he visto con mis propios ojos. Es muy real.

-Entiendo –aun así, una parte de ella seguía sin estar muy convencida. Sólo podía creer en las palabras de Remi, pues no había visto el momento en que el cuello de su amigo fue atravesado por la lanza, regenerándose al instante- Pero, ¿qué relación tiene eso con que debamos alejaros de él?

-Digamos que, cuando deja de preocuparse por su estado, va a por todas, sin pararse demasiado a observar lo que se ponga por delante de él. Diferenciar entre aliados y enemigos se vuelve un poco difícil en ese momento.

-¿Y por qué guarda en secreto esa habilidad?

-Porque no sólo prefiere recurrir a ella en caso de que no haya más remedio sino que, si lo mostrase en público, llamaría demasiado la atención.

Agarrando a Weird del cuello, Kareth le acuchilló varias veces en el abdomen, empujándolo contra la pared, dejándolo inconsciente y lleno de sangre. Tras esto, se dirigió hacia los miembros de Karma que quedaban, quienes le dispararon a la vez que intentaban alejarse de él, con el miedo en sus miradas. Pero de poco servían las balas. Pese a que estómago, corazón y pulmones fuesen atravesados, e incluso su cabeza se llenase de agujeros, estos se regeneraban rápidamente, permitiéndole avanzar, imparable, con cuchillo en mano.

Uno tras otro, sus enemigos fueron derrotados. La sangre salpicó suelo y paredes en una horrorosa escena propia de una masacre.

Cuando no quedó nadie en pie, Kareth se detuvo unos instantes en mitad de la sala, buscando una nueva presa a la que acuchillar. Había intentado controlarse lo máximo posible, pero con ello sólo había logrado minimizar los daños un poco. Seguramente, hubiese matado a varios de ellos. Fue ese pensamiento el que le hizo volver en sí.

-Y este es uno de los motivos por el que prefiero utilizarlo como último recurso –murmuró.

De repente, escuchó a alguien respirar con dificultad. Se trataba de Tara, quien se hallaba sentada en el suelo. Su espalda, apoyada sobre una de las paredes de la habitación.

Sin prensárselo. Se acercó a ella y la cogió en brazos.

-¿Cómo estás? –preguntó.

-¿Tú qué crees, idiota? –haciendo una larga pausa para poder respirar. Probablemente le había perforado un pulmón. Incluso si los guerreros de aquella Yohei Gakko tenían una capacidad física y regeneración fuera de lo normal, algo así no dejaba indiferente a nadie. Y, por supuesto, al menos en lo que respectaba a la regeneración, ésta no podía compararse a la de Kareth.

-Lo siento, hubiese preferido no llegar a esto.

-Un poco tarde, ¿no crees? –respondió Tara, regañándole con la mirada- En cualquier caso, parece que tendré que darte la razón. Si has tenido que llegar a estos extremos para demostrarme tu determinación, tendré que aceptar que no es una asesina –la joven sonrió, quedándose en silencio durante uno segundos- Sigue adelante. Tus amigos te están esperando.

-¿Estarás bien? –preguntó Kareth.

-No es momento para preocuparte por mí. Si te hubiese capturado, habrías muerto, idiota.

-Lo sé, pero odio que las cosas tengan que acabar de esta forma.

-Tú lo has dicho. Puede que fuese inevitable. Al fin y al cabo, somos rivales, ¿no?

Al escuchar sus palabras, Kareth dejó escapar una mueca de dolor. Puede que hasta hace un momento la hubiese visto como una enemiga, pero no dejaba de ser alguien con quien había compartido enseñanza durante años.

-Márchate ya. Ya sabes que soy bastante dura. Podré soportarlo.

Asintiendo, el joven la colocó suavemente en el suelo y, tras echarle un último vistazo a Weird, quien seguía inconsciente, abrió la puerta y se marchó.

Por otro lado, los demás continuaron por el pasadizo hasta llegar a la siguiente sala. Según les había dicho Kareth, allí se encontraban las naves de evacuación.

Realizando un gesto a los demás para que se apartaran, Remi abrió la puerta de una patada, dejando al descubierto una amplísima cámara con multitud de pequeños ascensores o elevadores frente a ellos. Todos cubiertos de un cristal de aspecto bastante resistente, y que supusieron se trataban de las naves.

A su izquierda, había un gran ventanal desde el que podía verse Yohei Gakko. ¿Habían estado subiendo mientras recorrían los pasadizos? Si era así, ninguno se había dado cuenta

-Lo hemos conseguido –dijo Remi, observando las naves.

-Primero, tendremos que comprobar como funcionan estas cosas –añadió Sarah.

-Cierto. Debe de haber un panel de control en alguna parte –dijo Remi.

-Lo hay, pero no para traidores como vosotros.

Todos se giraron hacia el lugar del que procedía aquella voz, perteneciente a Lethos, quien apareció ante ellos desde detrás de uno de los pilares del edificio.

Al verle, no tardaron en levantar la guardia. Preparando sus armas, incluso si la de Seigari estaba descargada.

-Menuda bienvenida –rió el líder de Karma.

-¡¿Qué esperabas?! ¡¿Una condecoración?! –preguntó Remi.

-Qué raro que no esté Kar con vosotros –se extrañó Lethos, buscándole entre el grupo.

-Tranquilo. No tardará en llegar.

-Eso me alegra. Cuando lo haga, sólo espero que os encuentre sanos y salvos… –dijo mientras teletransportaba un cuchillo, parecido al que había utilizado Kareth, sólo que éste poseía una extraña luz verdosa rodeando el filo.

Sin mediar más palabra, el líder de Karma se situó en un visto y no visto frente a Remi, quien, sorprendido, no fue capaz de esquivar el codazo que su enemigo le propinó en el pecho, dejándolo casi sin respiración. Reaccionando en ese instante, Sarah intentó atacarle por el lateral con su espada, pero fue esquivada fácilmente, siendo golpeada en el costado por una patada que la lanzó contra el suelo.

Tras esto, Seigari fue el siguiente en actuar, intentando golpearle por la espalda. Sin embargo, Lethos lo detuvo con su mano, agarrándole de la muñeca y retorciéndosela hasta dislocarle la extremidad.

-¡Gaaaaaah! –Seigari gritó de dolor.

-¡Tío! –Nara corrió hacia él, dispuesta a ayudarle, pero Lethos se interpuso en su camino, cuchillo alzado, preparándose para hacerle un corte. Por suerte, los disparos de Remi lo evitaron, logrando que se alejase de ellos.

Habiéndose refugiado del ataque de Remi, el líder de Karma observó a sus contrincantes. Su expresión era la viva imagen de la arrogancia. Como si estuviese tratando con insectos muy por debajo de su nivel. Pudiendo aplastarles cuando le apeteciese.

-Me parece increíble que hayáis sido capaces de llegar hasta aquí. Ni siquiera he tenido que usar mi arma para dejaros por los suelos –se burló.

-¡Juegas sucio! ¡¿Contra cuántos crees que hemos tenido que pelear antes de llegar aquí?!

-Eso me da igual. Yo no os he obligado a venir. Vosotros solitos os habéis metido en este lío, traidores.

-¡Traidores esto! ¡Traidores lo otro! ¡Tú es que no te enteras! –exclamó Remi, quien había perdido la paciencia.

-Pobre idiota. Tranquilo, yo te liberaré de tu estupidez. Y detrás de ti, irá el resto.

Tras aquellas palabras, Lethos avanzó hacia Remi, dispuesto a cortarle la cabeza, cuando un par de espadas se interpusieron en su camino.

-Ya era hora, Kar. Te estaba esperando –sonrió Lethos.

El chico miró fijamente a su adversario.

-Lamento haberte hecho esperar –contestó, desviando su arma hacia un lado.

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