Sé que tú y yo

somos un obstáculo

para la cúspide

de toda tristeza.

Somos una felicidad

que acabose ya,

e incluso podemos

nombrarla por ‘’pasado’’.

Son los rizos pelirrojos

que no podré parar de mirar

mientras me encuentre

al final de la clase.

¡Por Dios! Qué ganas

De largarme de aquí,

irme lejos, pero quizá,

aunque difícilmente,

contigo.


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