Despertar cada mañana a las 4:30 de la mañana para ir a trabajar nunca había sido tan genial como aquel martes, el sol al salir resplandecía en gran manera, se sentía una suave brisa al salir al balcón de mi casa.
Sentía algo de molestia ya que tendría que salir de la ciudad junto a compañeros de trabajo para brindas asesoría en la construcción de aquel proyecto por el cual fui contratado.
Sentado en la sala de mi casa esperando a que pasaran a recogerme sentía que el tiempo pasaba lento, serian cinco horas en carretera las cuales veía eternas, por momentos sentí ganas de renunciar con tal de no viajar, sin imaginar que hubiese sido un gran error más en mi vida.
No veía la hora en que pudiera llegar, todo el viaje fue algo desagradable debido al ambiente que se vivía cada día en la oficina y que dos de los que se encontraban dentro del vehículo parecían perros y gatos.
Hubo un instante en que quise bajarme, pero resistí, “Dios tenia un propósito, y era conocerla a ella” la persona que no he podido sacar de mi mente desde aquel día que la conocí.
Al llegar a aquella ciudad sofocante y bulliciosa me sentía con algo de desespero, ya quería llegar a la oficina de empresa en aquel lugar, revisar diseños ir al proyecto regresar a casa sin saber que después de conocerla no iba a querer regresar más.
– Hola, buenos días, como están todos, fueron sus palabras.
Sentí la necesidad de voltear y al hacerlo era ella, no pude quitar la mirada de aquella mujer, que le brillaban sus ojos aun cuando se veía algo enredada con tantos compromisos.
Sentí algo nervios al ver que se acercaba, era algo extraño en mi pues una persona algo seca como yo rara vez había sentido algo parecido.
Extendió su mano y se presentó, dijo su nombre en tono bajo, nombre que retumba en mi cabeza desde entonces sin poder salir de ahí.
Durante todo el dia no deje de ver sus ojos, su cuerpo e imaginar tantas cosas junto a esa mujer.
Mientras revisaba aquel proyecto no dejaba de mirar a esa mujer de piel morena, era ella quien nos mostraba la ubicación de cada punto donde se construiría, movía sus manos y su cabeza, sus movimientos los seguía sin imaginar que las otras personas me veían, solo hasta que Diego, uno de mis compañeros de trabajo me dijo que disimulara, me dijo que quería comerla con la mirada, pero era algo involuntario, algo que solo salía de mi sin poderlo controlar.
Al terminar aquel recorrido y jornada laboral sentí ganas de invitarla a tomar algo, pero temí que pensara mal de mí.
Esa noche no deje’ de pensar en ella, solo hasta que el sueño me venció.
Al despertar y abrir mis ojos, no quería levantarme de la cama, me sentía cansado, sin ganas de salir, miraba el reloj y los minutos se sentían que corrían como segundos, entre al baño a ducharme, mi mente esta algo en blanco, el agua algo fría empezó a hacer efecto pues recordé que vería una vez mas a aquella compañera de trabajo, fue como si me hubiera reiniciado y aquellas ganas de no querer levantarme se volvieron deseos de querer volver a estar cerca de esa mujer.
Al salir del hotel me dirigí al parqueadero y sacar el carro, quería llegar a la oficina antes de irme y poder verla una vez más; lo que no me esperaba es que no la encontraría, pues ese día ella estaría fuera de la ciudad para cumplir con otros compromisos, sentí un sin sabor y un malestar dentro de mí, m enviado una tristeza inexplicable, no entiendo ese sentimiento pues era primera vez que la veía, no era mas que una compañera de trabajo, no se me vio una sonrisa mas durante todo el camino, la mirada se me veía decaída, era lo que decían mis compañeros y no falto aquella broma de uno de mis compañeros tomándola a ella como referencia sobre mi estado de ánimo.
Son tantas las ganas de volver a verla que hubiera querido quedarme con tal de estar cerca de ella, solo me queda esperar otra oportunidad donde regrese y poder estar cerca de ella una vez mas.
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