I
El Universo se encuentra en una expansión
Eterna,
¿Qué sentido tiene entonces aferrarnos,
Sujetarnos
Con lágrimas, sudor y sangre
A este mundo diminuto
Que se encoge día a día?
El Universo se nos aleja
Y los despedimos con pañuelos blancos
Desde el final de la estación.
II
Si por el contrario
El Universo se comprimiera
Se comenzara a estrechar, se secara
Como un gajo de uva deshidratado
Como un higo seco,
Constreñido y apático;
Entonces
Todo tendría sentido
Todo valdría la pena
Todo.
Incluso el polvo acumulado bajo la cama,
En los libros,
Y en mis mejillas;
Todo.
III
Si pudiera constatar con ojos mortales
La anchura exacta del Universo
Comenzaría a derrumbarme
Dentro de mí mismo.
Comenzaría cada célula
A desplazarse
En una implosión indolora,
Apenas un balbuceo incoherente
Milésimas de segundos antes
De que cada átomo en mi ser
Viajara a la velocidad de la luz
Hacia lugares inexplicables.
IV
Nada viaja más rápido
Que la velocidad de la luz
En el espacio/tiempo,
Nada.
Ni siquiera los espasmos
(Escalofriantes e instantáneos)
Que recorren tu espalda
Cuando mi aliento se posa en tu oído,
Ni siquiera eso.
Nada.
V
Podría editar un libro de poemas, quizás dos.
Podría conocer un montón de mujeres interesantes y odiosas.
Podría dejar de fumar y salir a trotar en la noche.
Podría conseguirme una noviecita de desgastados mechones rubios
E ir a visitarla a su casa en La Dehesa.
Podría conquistarla con conocimientos literarios mediocres
Y hablarle de filosofía barata cuando me sienta superado.
Podría tener un auto sólo para sentir el olor a nuevo en los asientos.
Podría casarme por el civil.
Podría tener dos hijos,
Quizás tres
(con nombres de apóstoles todos).
Podría vivir en Ñuñoa cerquita de La Reina.
Podría ir en familia al parque Arauco los domingos.
Podría irme a Zapallar con la familia de ella.
Podría ser invitado a la Feria Chilena del Libro
Y firmar con suerte dos títulos propios.
Podría imaginar a alguna lectora desvariada, con un ligero sobrepeso,
Nerviosa y decepcionada del adiestrado escritor, con número de serie,
Que tiene enfrente.
Podría finalmente hacer la primera comunión.
Podría sacar a pasear cada noche
Al Cocker Spaniel anquilosado que nos regaló mi suegra.
Podría, una de esas noches, tirarme al medio de la calle sollozando,
Imaginando el mejor poema de mi vida
Fulgurado por las luces de un transantiago.
Podría en ese momento el Universo apiadarse,
Y en una fracción de segundo
Estrellarse un meteorito de 30 kilómetros
Directamente sobre la Plaza Egaña,
Y terminar de una vez por todas
Con esta miserable payasada.
VI
Una estrella de neutrones
Es un cuerpo celeste soberanamente extraño.
Y cuando se estrella con otra estrella de neutrones,
Salen arrojados al espacio
Elementos químicos altamente densos y codiciados:
Como el oro.
Ahora sí que se justifica la llegada
De nuestros padres conquistadores
A quitarles sus tesoros a los indios ignorantes,
Para adornar sus podridas dentaduras
Y los cuellos de sus Dulcineas.
Ellos siempre lo supieron,
Traían este conocimiento arraigado
En sus biblias doradas,
Ahora sí que todo se justifica
Que no le quepa ninguna duda,
Ni a usted
Ni a mí.
VII
Si pudiera visitar un planeta
Me iría a Júpiter
Y me lanzaría de cabeza desde su Polo Norte
Atravezándolo de un hemisferio al otro,
A velocidades supersónicas,
Envuelto en sus atmósferas eternas
De azufre, metano, vapores indescifrables.
Mi cuerpo se desintegraría
En un par de segundos
Pero mi alma deambularía en la nada
Inconmensurable del gigante gaseoso
Hasta descubrir el infinito,
La ausencia del padre Cronos,
Y de una vez por todas Platón,
Descartes e incluso Jung
Tendrían la razón
Mientras Aristóteles y su séquito
Comienzan a revolcarse en sus tan venerables tumbas.
VIII
Un científico estudia y descubre Exoplanetas
Identificando la curva gravitatoria
Producida entre el planeta
Y su estrella.
Jamás verá ninguno de esos planetas.
Me lo imagino gris,
Cubierto de cenizas,
Un retrato en blanco y negro,
La frente marchita.
Una calma involuntaria lo envuelve
Una calma interrumpida solo por la irrupción
De interminables números binarios en una pantalla.
Una azulosa emoción lo invade,
Se acerca a un manoseado cuaderno
Escribe un par de notas,
Mira hacia una ventana
(A quién realmente le importa lo que hago)
Impotencia.
Vuelve a escribir,
Escribimos.
Otra estrella se ha apagado.
IX
En el espacio
La transmisión de ondas televisivas
Suele vagar por la espesura temporal
Del Universo
Por tiempos humanamente imposibles.
Es probable que la primera transmisión
De la que tengan noticia acerca de nosotros
Esos esquivos seres espaciales,
Sean las Olimpíadas del ‘36
Cuando Hitler quiso imponer la supremacía aria
Ante el mundo en los deportes,
A la vieja usanza griega.
Esos seres verán a un negro humillando al Führer
Y a toda su soberbia nación.
Cuántas portadas de periódicos de otras galaxias
Cubrirán sus titulares
No con la hegemonía del Tercer Reich
Sino con la impronta afroamericana
De Jesse Owens.
La humanidad no es más que una sutil
Muy pero muy sutil ironía.
X
Mis pulmones tienen hidrógeno
Por mi sangre fluye acuoso hidrógeno
La estratósfera está abarrotada de hidrógeno
El sol está formado de hidrógeno
En constante y sempiterna ebullición.
El primer átomo del Universo
Pudo haber sido de hidrógeno,
Cada uno de nosotros es una potencialidad
Ilimitada de expansión sin fronteras
O quizás,
Cada uno de nosotros es la posibilidad incierta
De una explosión de nivel intergaláctico
Un big-bang incubándose lentamente
Listo para destruir planetas,
Constelaciones
Y recuerdos.
XI
Más de un billón de galaxias,
Un trillón de trillones de estrellas,
Un número ridículamente inmanejable de planetas,
Una cantidad matemáticamente desagradable de enumerar
De atardeceres de anocheceres
De indescriptibles y formidables seres.
Y yo aquí sentado, consumiendo velas
Y delirios,
Preocupado de que se acabó el pan,
De que todavía no corrijo las pruebas,
De que no llamaste hoy
Ni respondiste mis mensajes.
Preocupado de que no lavo la loza desde el lunes,
De que me masturbo muy seguido
O muy poco,
De que la bencina sube mañana
Y ni siquiera tengo auto.
Preocupado del cáncer, del que sí tengo,
De mi tumba y su epitafio,
Del culo de mi vecina, del pelagato que lo disfruta.
De las filas los tacos las reumas
De que perdió el colo de tu boca
De la vida mi alma tu alma los libros sin leer las farmacias
Las palabras la ausencia que no rellenas.
Preocupado de que un pedacito de roca
Del tamaño de un octavo de un octavo de granito de arena
Choque con este planeta
Del tamaño de la mitad del granito de arena,
Odiosamente insignificante
Y destruya todas las insignificancias
Que hemos construido,
Convirtiendo todas aquellas preocupaciones
En una diminuta
Ínfima
Imperceptible
Irrisoria
Y asfixiante
Nada.
XII
TIEMPO
Uno dos tres cuatro cinco
Tiempo
Contrólalo
Uno Dos Tres
Cuatro
Respira.
Dos veces… ralentiza.
Uno
Dos
Tres
Cuatro
Cinco. Acelera
Seis Siete Ocho
No existe la temporalidad
Solo eternidad sobre eternidad
Tiempo el
Es No
Li
Ne
Al
Direcciones opuestas
Opuestas direcciones
Cinco Cuatro Tres
Dos…
El tiempo es ilusión viva
(Nada)
Hace dos horas lees esto
Afuera pasaron 5 minutos
Hace década lees esto
Es la permanencia de lo absoluto
El tiempo
Materia anti materia núcleos arterias
Mente vida sueños
TODO es TIEMPO
Y Nada también.
Con orden sin odren
Retrocede
Siente adelanta
Vive el caos
Sin principios sin finales
Te rodea te abraza te sumerge
Te abandona
Lo inhalas lo exhalas
Inhalas
Y exhalas.
Inhalas
El Universo es solo un infinito instante
Exhala.
XIII
La cuarta dimensión
Habita en nosotros
Es el reino de las partículas temporales,
Partículas estremecedoramente humanas.
Somos amaneceres vigilantes
Somos noches somos arena
Somos relojes a cuerda que aman
Y a veces respiran.
XIV
Uno no debería temerle a la muerte.
Cuando una estrella muere
Impulsa restos de asteroides, de planetas,
De otras estrellas
A velocidades aberrantes
Comprimiendo el espacio/tiempo,
Dándole material a la gravedad
Para la construcción de nuevas estrellas
De nuevos planetas.
Cuando muere una estrella, se regocija la vida,
El polvo suelto que cubre tus ropas
Cuando una ventisca lo levanta
Son restos de polvo estelar.
La muerte es la fantasía en que nos sumimos
Cuando ya nos pesa demasiado la vida.
No deberíamos temerle
Deberíamos sacarla a caminar por la plaza
Ofrecerle un cigarrillo
Hablarle de su hermana, la vida
Que suele angustiarse tan fácil en los veranos pasajeros
O en los otoños amarillentos.
Deberíamos ofrecerle la habitación de huéspedes
Masajearle la espalda, contarle historias de bares mohosos,
De su hierático pasado
Y follarla hasta el amanecer.
Uno no debería temerle a la muerte.
XV
Si el planeta se moviera tan solo unos cuanto miles de kilómetros
En dirección al sol,
Si el planeta se desplazara un suspira espacial
En busca de nuestra orgullosa estrella,
El mar comenzaría a evaporarse,
Se elevaría hasta la estratósfera sobre las nubes
Y arrebataría los cielos con agua
Con angustia en forma de tormentas bíblicas.
Si el planeta iniciara un viaje sin retorno
En busca del oro solar, una mañana cualquiera
Veríamos entonces a nuestra estrella más hermosa
Y amenazante que nunca.
Veríamos nuestra piel resquebrajarse
Y los vapores de la sangre
Surgir entre el hervor de las quebradas curtidas por el calor.
Veríamos asombrados al fuego surgir de los océanos
Un fuego mítico,
El fuego prometeico surgiendo para consumirnos lenta y dolorosamente
Llevándose nuestros huesos pulverizados
De vuelta a la tierra.
Si el planeta saliera a dar una pequeña caminata,
Si las medidas, los cálculos, la física
Fallaran por una fracción de segundo,
Esta serie de fragmentos
Estas hojas carcomidas por tinta negra,
Se inmolarían en una hoguera inflamada
Y las llamas incontrolables de mi ímpetu
Por retratar hasta el último segundo de mi estancia en el mundo,
Último segundo que pudiera gestarse en años,
O semanas, al anochecer, o quizás
Mientras observo inquieto
Estas manos temblorosas y carcomidas por el tiempo,
En este preciso, fugaz e irrecuperable
Instante.
XVI
¿Y si el Universo habitara dentro
De un agujero negro?
¿Y si ese agujero negro
Formara parte de algún otro Universo?
¿Y si ese otro Universo
Hubiera sido ya consumido por otro agujero negro?
¿Y si ese otro agujero negro,
Que consumió a ese otro Universo,
Hubiera ya sido devorado por un agujero negro
De éste, nuestro Universo?
¿Y si todo esto ocurriera dentro de un solo átomo
Que forma parte de una sola minúscula letra
De este manuscrito ínfimo y endeble,
Pero que podría contener en su submundo,
Visceralmente incomprensible,
Todo el Universo y la Vida
Tal y como la creemos conocer?
XVII
El secreto del Universo es que no necesita secretos,
No necesita ser explicado
Ni cuantificado con nombres, ni adivinanzas,
No necesita ser sepultado
Bajo estatuas de dioses olvidados,
Ni en bibliotecas descomunales y documentos de notaría.
Se abastece y autoconsume a sí mismo,
Es destrucción y creación perpetua,
Inagotable, carente de lógica y categorías;
Todo es aire del mismo aire
Un sacro fuego elemental y heracliteano
Que todo lo crea,
Y todo lo consume.
XVIII
Un agujero negro
Es un acontecimiento espacial que ocurre
Tras la muerte de estrellas colosales,
Que posee una densidad tan espeluznante y poderosa
De la que ni siquiera la luz puede escapar.
Una chica que conocí hace unos meses
De pensamientos poco elevados
Pero de una abstracción intrapersonal envidiable,
Me dijo, y cito textualmente:
“No puedo estar contigo porque eres demasiado denso”.
Quizás me dijo que era una estrella en extinción
O se percató de que la atraería
-expresándolo con parafernalia- fatalmente.
O que mi alma desposeída de fulgor
Absorbería sus rayos de luz sin misericordia,
Yo, el agujero negro, enfermo terminal;
Ella, la estrella juvenil, con la vida por delante.
Probablemente todo lo que quiso decir
Es que soy un patán oscurecido y narcisista,
Lo cual es triste, ya que cuando todo lo disolvía la noche
Y habitábamos una nada sepulcral,
La abrazaba y por momentos eternos
(milenios densificados en segundos),
Sentía su calor invadiéndola espesura
De mis pensamiento
Y la apretaba con más fuerza hacia mí
Para fundirnos en un solo ser.
Tal vez, en ese momento se confundió y creyó que la aspiraría,
Engulliría o cautivaría
-son sinónimos-
Y emprendió la retirada con los primeros rayos del sol,
Como si mi dominio fuera la oscuridad
Y el suyo, la desesperante luz del amanecer.
Es triste pensar en ello,
Que la disfrutaba, la acariciaba, la hacía cómplice
De mis intimidades más desnudas, y mis manías;
Y la quería,
Y a veces ella – cómo no – también me quiso.
XIX
Mi Universo se extiende desde el respaldo de mi cama
Hasta la puerta de mi habitación.
Todo lo que se ubica y acontece tras esa puerta
Es un caos enmarañado que puede fulminarme en un segundo.
Aquí, estoy seguro, en este cubículo de 4×4,
Seguro, aquí, enraizado por la gravedad
A un planeta que flota a la deriva en un sistema solar
De miles de millones de kilómetros de longitud,
Que a su vez flota en una galaxia de miles
De millones de millones y millones de kilómetros de longitud,
Que a su vez flota en una cadena eterna de galaxias
De una longitud tan vasta
Que convierte en una soberana estupidez el tratar
De medirla en kilómetros humanizados,
Que vuelve fútil el solo hecho de pensar en medirla.
Y sin embargo,
Aquí estoy, seguro, tan solo con echarle llave a la puerta.
XX
Venus, la diosa del Amor.
Venus, un planeta tan ardiente
Que es capaz de convertirnos en residuos atmosféricos
En un par de minutos.
Hay analogías que no necesitan
De ninguna explicación.
XXI
Si colonizáramos el satélite Europa,
Veríamos cada mañana al gigante Júpiter
Cubrir más de la mitad de nuestros cielos.
Seríamos como hormigas bajo el gran dedo
De un gran hombre gordo,
Y veríamos acercarse a esa enorme masa insoslayable
Cubriendo todo de sombras, pánico
Y finalmente
Silencio.
XXIII
Basta de estadísticas y probabilidades.
Basta de positivismo providencial.
Basta de batas blancas y anteojos majaderos
De incontrarrestables súpermegahíper-computadoras:
Estamos solos en el Universo,
Solos a la deriva como una lluvia en verano,
Como una barbería en medio de gigantes de hierro y acero
Que besan el cielo gris del desarrollo.
Solos y asustados,
Ateridos,
Con los pulmones repletos de tumores,
Juzgados,
Cuentas del agua, la luz
E inútil poesía.
XXIV
Dios está aquí,
Junto a ti, en la micro,
Durmiendo, con su cabeza
Contra el vidrio, volviendo a su casa,
6 con 23 P.M.,
Alameda con Vicuña Mackenna.
Dios yace aquí,
Asustado, mirando al cielo,
Esperando que el sol se expanda,
Que derrita su camino a casa,
Ofreciéndote una mano,
Un asiento vacío,
Soñando,
Resoplando;
En la insignificancia.
XXV
Una fuerza intergaláctica ha raptado mis versos,
Abdujo mi lápiz y colonizó mi memoria.
Se folla a mi imaginación,
Me provee de escenas inverosímiles,
De explosiones solares y cuánticas,
Despierta mis sueños
Adormece mis vigilias.
Una entidad holográfica, inmemorial
Posee esta acumulación exacta
De huesos ideas y sangre,
Reproduciendo el origen
Entre las cenizas de tu entrepierna.
Una esencia alienígena
Experimenta con mi cerebro,
Soberbio pero bien amaestrado,
En sus instalaciones quirúrgicas y asépticas
Erigidas en mi inconsciente.
Ahí yace mi cuerpo de espaldas bajo luces
Y mascarillas,
Soñando vacíos infinitos,
Mientras me es inyectada
La ilusión de la vida.
XXVI
A 130 mil millones
De millones de kilómetros
Se encuentra el límite del Universo.
En ese lugar el tiempo retrocede
13.500 mil millones de años…
¡Trece mil quinientos mil millones!
¿Y continuamos pensando que viajar 2 horas
Para visitar a la anciana madre,
Que una llamada de 2 minutos
A la novia que ha perdido su esplendor,
O que detener la mirada de un extraño
En la Alameda por 2 segundos
Solo para asegurarnos de que seguimos
Siendo lo bastante humanos,
En una pérdida de tiempo?
A veces creo,
No sin un cachito de dolor,
Que el Universo es demasiado premio
Para estos monos reflexivos
Que piensan que por bajarse de las ramas
Y caminar mirando al sol de frente,
Con un reloj de tiempo palpitándoles
A la izquierda de la corbatita de seda,
Ya son dueños hasta de lo que no conocen.
Dueños del alma la vida la aerodinámica la verdad absoluta y la intermedia la imprenta la belleza la poesía las mentiras la realidades disfrazadas la muerte ya dije la vida.
De todo aquello que venga con la firma de la NASA.
Dueños del tiempo,
Sí cómo no.
Pero no se confunda, no pretendo salvarme ni ser profeta,
Yo mismo me creo dueño de la verdad de repente,
Bajo la ducha,
Mirando por la ventana en algún bus
O cuando tomo el lápiz y sentencio corolarios de realidad;
Como Jesús a los fariseos
Como Jesús a los mercaderes de Jerusalén,
¿Y qué cresta sabía el Mesías de la ley de oferta y demanda
En la economía?
No se confunda,
Yo mismo soy de los primero en estirar la mano
Pidiendo agradecimientos y loas
Cuando me patean la jaula.
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