Viviendo en el pasado

Después de años preguntándome el motivo de mi tristeza continua, pude encontrar la respuesta: vivir en el pasado y en lo que pudo haber sido. Cómo voy a ser feliz si estoy todo el tiempo mirando hacia atrás. Cómo voy a estar en paz si genero guerras contra mí misma y armo batallas campales en mi interior. Cómo va a dejar de doler si sigo sosteniendo la misma cuerda hasta sangrar. Encontré el amor que tanto buscaba y aún así, la tristeza sigue. Si bien tengo ganas de hacer muchas cosas a su lado, mi pequeña amiga me sigue los pasos. Llegué a creer que se encariñó tanto de mí que no me deja ir. Tal vez ella se siente segura a mí lado, o tal vez yo me siento segura con ella. Por ahora no dejo de pensar en esos escenarios en donde encuentro la paz que tanto busco y en donde aparece el pañuelo blanco dando final a una guerra que parece eterna. Vivir del recuerdo es lo mío y temo no poder soltarlo. No hace falta ver una foto, mi cerebro se las sabe de memoria. De vez en cuando aparecen recuerdos; lindos y no tanto, que me permiten preguntarme ¿cómo llegué hasta acá? Y es ahí en dónde me doy cuenta de lo valiosa y valiente que soy y que mi niña interior es. ¿Cómo es que mi yo chiquita pudo soportar todos esos acontecimientos? ¿Cómo es que mi yo de ahora logra soportar todos esos recuerdos? ¿Cómo es que aguanta y no revienta contra todo y todos? Y es ahí donde digo –cierto, reprimiendo-. Pero todo lo que se reprime, tarde o temprano, estalla.