¿ Vigilados?( hªs. alrededor de Laura)

¿ Vigilados?( hªs. alrededor de Laura)

Según la encuesta de Cerveceros de España que preguntaba al ciudadano de a pie con qué personalidad le gustaría irse de cañas respondían: a Rafa Ndal, a El Gran Wyoming, a Pérez Reverte,… una lista de 21 nombres masculinos. No había ni una sola mujer. Virgine Despentes piensa que gustar a los hombres es un arte complicado que exige que borremos todo aquello que tenga que ver con el dominio de la potencia, y, es que, beber es viril, como llevar ropa cómoda, todo lo divertido es viril, todo lo que hace que ganes terreno resulta potencialmente viril. Destripemos, por tanto, los poemas lésbicos, ansiosos y exiliados de Cristina Peri Rossi. Por otra parte, los bebés hiperrealistas reborn hacen furor entre las mujeres que rondan los 40 años, a las que les inspira sentimientos de ternura y alegría. Algunas rescatan las ropas de sus bebés reales y se las ponen, aunque también sirven para simulación en obras de teatro o en el cine y, curiosamente, pueden resultar beneficiosos para demencias o Alzheimer. No obstante, tienden a ser objeto de coleccionistas por la perfección y la calidad del material con que están fabricados. Mientras, Hollywood encumbra los escenarios guipuzcoanos de » Juego de Tronos» a través de las playas de Guetaria, Zunaia o Zarautz, en su ambientación; gracias. Además, los complejos hosteleros se suman a la moda del afterwork destacando el ocio dentro de grandes urbes; así, se une a dicha tendencia la compañía Leonardo Hotels al inaugurar en España el primer hotel marca lifestyle, el NYK Madrid, lugar donde alojarse pensado para Amantes de un estilo de vida saludable y entretenido, con bar de cócteles innovadores, aunando oferta artística, cultural y de descanso junto a jóvenes talentos locales. El diseño apunta a los 70 con mobiliario de diseño y sofás de piel en colores llamativos.

Lorenzo y Leticia se Aman. No es ninguna novedad. Lorenzo trabaja temporalmente como administrativo en un concesionario de una conocida marca de automóviles. A punto de salir de la casa de un cliente con varias carpetas bajo su brazo derecho y su agenda en mano del mismo lado; en el preciso momento en que se abría la puerta del ascensor, recibió una llamada de Leticia. Maniobrando con dificultad, contesta:

– ¿ Leti?

– Hola, Loren, necesito que me hagas un favor esta mañana.

– Dime, ¿ qué favor?

– La tienda de muebles me ha enviado un correo electrónico para comunicarme que pasase a recoger la lámpara de pie que les encargué, pero no cabe en mi coche. ¿ Podrías prestarme el tuyo durante una hora?

– Claro, y, ¿ a qué hora pasarías por el taller?

– ¿ Te viene bien a eso de las diez y media?

– ¡ Estupendo!; pasa y tomamos un café juntos.

Entre unas cosas y otras, Lorenzo y Leticia regresaron a su apartamento sobre las cinco. Se dieron cuenta de que la puerta no estaba cerrada y de que, en su interior, todo y nada se encontraban en su sitio. Inició, cuchillo en mano, un sigiloso recorrido por todas las estancias del piso. Nadie ni nada. Avisó a Leti que entrase. Sobre la mesilla, sorprendentemente, se encontraban intactos los 30 euros que, allí, antes, había depositado; objetos de valor, electrodomésticos y demás aparatos electrónicos seguían allí; en los armarios y cajones no faltaba nada. Pero, toda la casa estaba repleta de trípticos de publicidad e ininteligibles notas en inglés. Se percató de que su ordenador estaba encendido con fotos y escritos a la vista en pantalla. A Leti tampoco le faltaba nada, mas no le hacía gracia alguna que cualquier desconocido, ahora, supiese de sus pensamientos, sentimientos y detalles íntimos sobre su vida que ni su pareja conocía. Evidentemente, su vecino estaba interesado en cotillear su intimidad, escrutando siempre a través de su mirilla. Leti pensó que no había cerrado del todo la puerta por algún descuido.

En una segunda ocasión, Lorenzo encontró reventada la clave de acceso del ordenador y cayó en la cuenta de que, a su vecino, le sería imposible realizar semejantes maniobras, tan sofisticadas. Publicidad y notas, de nuevo, esparcidas y, aún cambiando el bombillo de la puerta, sin forzar, había sido abierta con la llave correspondiente. Llegó a pensar que podría tratarse de una de esas bromas de las emisoras de televisión con Leti como cómplice:

– ¿ Sospechan de alguien?- preguntó el comisario.

– Ya, no,…

– Añadiremos a la denuncia el agravante de reincidencia continuada y les recomiendo que pongan una cámara de vigilancia que grave el interior de su casa,…

El técnico buscaba el lugar más estratégico para colocarla:

– Aquí ya está instalada una microcámara dirigida a la pantalla del televisor, como si alguien estuviera interesado en saber lo que ustedes ven.

– Pero,… ¿ por qué?, ¿ cómo es posible?

– En su misma habitación y en su teléfono fijo tiene colocados minimicrófonos,… y en el baño,… y en la terraza,… no sé, como si fuese cómplice de alguna conspiración,…

El comisario ya consideró el caso como de gravedad y, en especial, Lorenzo, aparte de mal dormir, se había habituado a buscar cámaras y micros espías de forma compulsiva. Con un inhibidor, se logró que la cámara de vigilancia de Leti y Loren dejara de funcionar. Sentía miedo:

– No es tu vecino, Lorenzo y, dentro de lo que supone un delito, de alguna manera, parece legal- explicó el comisario- Hemos descubierto, por así decirlo, al intruso,…

– ¿ y?

– Es el FBI, ¿ tienen algún problema con Trump?

– … Está haciendo de nuestras vidas un verdadero infierno,…

… gracias mil,

kf/SS-abril-2018

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