Hace ya unos cinco años haciendo «carsharing» conocí a lo que ahora puedo llamar la puta de mi mujer, una valiente zorra que me sedujo y que la muy perra ahora me pide sesenta euros cada vez que follamos
me casé con el mismo diablo, una zorra de mucho cuidado, materialista, puta como ella sola y más guarra que una pelea de cerdos
maldigo el día que hice ese viaje
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