“ Me preguntaba un día,
con la mirada perdida en el vacio,
y la mente mas a la deriva de lo normal,
el por qué, la razón, el motivo
y la causalidad de la velleza intima.
Si, lo sé, pero no escribí la palabra con tal garrafal error.
¡Lo hice adrede y consciente!.
¡Velleza de vello!.
(Y belleza con b, eso lo doy por hecho indiscutido).
¿Por qué en este estado evolutivo,
al poco de avanzar el tiempo inexorable,
empieza a parecerse uno, aun sin querer,
a ese eslabón perdido
que tanto buscamos…?.
Y no me refería a los peinados estilistas …
No, mi mente vaga y ociosa se fue por otros derroteros,
más mundanos, más carnales, más prosaicos….
Me preguntaba, en mi delirio onírico,
el por qué algunas damiselas gustan de largos
y trenzados implementos capilares, …
Por el frio…quizás?.
¿Por la moda del momento?.
Por el hecho de ser tímidas y tratar de ocultarse
tras un seto folicular, a modo de burka?.
Vagancia, pudiera ser, del hecho,
habitual y tortuoso,
de la cuchilla mañanera,
o el tormento masoquista
de un encerado punzante, lacerante y cuanto menos irritante??.
¿Quizás añoranza de tener una barba o un bigote
y verse así recompensadas,
al mirarse de cintura para abajo,
en un espejo, y verse como revolucionario del Escambray,
juvenil y frondoso?.
¿Amor por la música e imaginarse
que allí habita el tupe desmelenado
de un Loquillo transgresor?
¿Quizás miedo y precaución
y querer dejar un mullido resorte,
de trenzas y guedejas,
contra el coito desmedido,
impetuoso y apurado,
a modo de amortiguador?.
Yo me preguntaba, animas mías,
¿que sería más bonito,
un oasis de pulcritud,
en mitad de un bosque desorganizado,
o un jardín chiquito y delicado
a la entrada de una casa de promesas?.
¿Es mejor quitar barreras y pelambres
alrededor de los frutos prohibidos
y nunca, curiosamente, totalmente conocidos?.
¿O es más aventurero abrirse camino,
entre la selva de cabello,
a golpe de destreza y puntería,
cual Indiana Jones cuningulero?.
¿No invita a dedicar tiempo indefinido
exclusivamente en el deleite de tu amante? ….
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