VERÍDICO

Caminar por las calles te hace comprender la realidad en la que te encuentras, encerrado enclaustrado no podrás entender ni vivir cien vidas a la vez.

Cada calle, cada fachada te hace recordar en donde naciste, entiendes tu contexto y las esperanzas que embargan cada alma que sale y entra por las diferentes puertas, algunas con estilos arquitectónicos, otras tan simples que ni al acabado llegan.

Almas caminando a pasos agigantados, otras cuantas movidas por el reloj impaciente que no se detiene, otras que solamente se dedican a observar como ese reloj mueve vidas sin sentido, solo con la mirada al frente caminando apresuradamente a lo que le llaman el ¨fue su destino¨. Malditos aquellos que inventaron la palabra destino y mataron las pasiones de cada superviviente.

Entristecerte con las penurias que muestra la vida urbana es abastecerte, la vida tan inútil permite que exista gente en su mercedes, mientras que otras estiran la mano en la calle de enfrente buscando aunque sea una pizca de motivos para no aventarse del punte al final del día.

Tristeza de ver soledad entre la multitud, seres iguales pero tan diferentes, indiferentes ante el de al lado que ríe o sufre, no sabemos, y nos da igual, he ahí el mayor problema. Y cuantas veces te ha pasado a ti que has caminado, y lo que te digo es real, por que probablemente no recuerdas ni la última caminata que diste pues tu mirada iba pérdida al destino al que te dirigías, haciéndote olvidar todo lo que estaba frente a ti, seguro no te diste cuenta del perro que olfateaba el asfalto buscando agua o alimento, al niño que te ofreció paletas, al vendedor de periódicos que te ofrecía las malas nuevas. Es verdad que todos caminamos, pero no todos conscientes ni vivos.

Detente y verás que es verdad, detente y podrás meterte en la vida del otro y de lo que existe, en el sufrimiento o en la felicidad. Detente y podrás contemplar la realidad, detente mientras sigues caminando, detén el alma de lo vanal y encontrarás la verdad.