Una pequeña carta

Nadie me había amado de una manera más sincera y bondadosa como tú, nadie me había enseñado que el amor, así como llega, también se construye. Lo importante de la vida, es entregarte a aquello que haces, rendirte a la evidencia de los hechos y fluir con ellos… y que las oportunidades solo están cuando salimos a buscarlas, me gustaría agradecerte tu compañía a mi lado, todo lo que me has enseñado y hemos aprendido y descubierto juntos.

Porque si de algo estoy seguro, es que tú me has hecho mejor persona. Me refiero a que gracias a ti comencé a descubrirme y a contactar de otra manera conmigo. Y eso, tiene un valor incalculable. Quizás nunca te lo dije…
Las cosas que nunca te dije son esas que ni siquiera yo puedo explicártelas con palabras. Las cosas de los sentimientos, las cosas del amor, el cariño y la nostalgia, esas que se sienten desde lo más adentro…

Te recuerdo y te digo todo aquello que quizás no te dije, pero que sabías y respetabas en esta carta de despedida.
No ha habido día en el que no he agradecido el poder encontrarte en mi camino y conocerte. Porque aunque ya no seamos los mismos, eres la persona más importante que he conocido, la más sincera y auténtica… me lo decían tus ojos.

Tú y yo, recorrimos sendas secretas y otras muy transitadas, pero que hicimos nuestras con el caminar de nuestras emociones por ellas. Aprendimos que el amor más que un sentimiento puede llegar a ser algo inexplicable que se siente como una explosión interna que te lleva a descubrir la esencia de la persona que sabe mirarte a los ojos y hablarte con ellos a través del silencio.

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