Una cloaca en el espacio exterior

“Una cloaca en el espacio exterior”

“Hay poemas que no se deben dedicar nunca, es por eso que dedico este a Melissa,

Margarita V. y a I. C.”

Ir al colegio, ir al trabajo… más de cincuenta años gastando el tiempo en ese par de cosas… A la edad de cuarenta te darás cuenta de lo mucho que has envejecido y perderás la esperanza… saldrá a flote la depresión que tenías guardada en una olla de presión desde hace más de diez años, pero estarás demasiado ocupado practicando una felación al sistema industrial para ganar unos miserables pesos y colocarlos en la mesa o en los pies de la familia que crees que deseabas y ahora solo te estorba en la miserable vida que llevas con gente gastada y rutinas asquerosas, y si sales de esa miserable vida tendrás suerte si la miseria no te acompaña a donde sea que vayas.

Oh si, ya puedo ver el papel de divorcio sobre la mesa… tu ex esposa te molestara hasta que te declaren occiso, tus hijos no te dirigirán la palabra y seguirás en esa pútrida oficina percibiendo el hedor de la boca de tu jefe el cual grita en tus narices, fornicando una vez por semana con la de archivo y teniendo que soportar ese enorme estómago, ey, tú también tienes enorme estómago, pero llega un punto en donde no te importa, a tu edad el sexo es como el santo grial, estas desesperado, no queda opción y le pides ayuda al inexistente dios porque ya no puedes sostenerte por tu propio pie, y solo pareces desquiciado hablándole a una imagen de yeso europeizada, y las hemorroides explotan, y le diagnostican cáncer a tu hijo, y el cabello te empieza a disminuir y recuerdas que en preparatoria imaginabas que tu vida sería fabulosa, sentado, escuchando un viejo disco, fumando yerba… creo tu vida hubiera culminado en ese instante… pero tal vez no sea así, tal vez erre… tal vez pueda ser mucho peor.

Diego “Rust “ Vega