Un pensamiento de hoy.

En momentos de lucha y tensión, nada más productivo y clarificador hay que la unión colectiva y el movimiento en masas. A lo largo de nuestra historia los jóvenes hemos demostrado la enorme función que ocupamos en la investigación, la proliferación, el movimiento y avance de ejes fundamentales para la sociedad que de no ser vociferados y llevados al frente, en la lucha misma, queda demostrado que alguna porción de garcas que creen que les corresponde manejar los hilos de nuestras vidas, busca recortar, machacar hasta borrar de nuestro reconocimiento no solo estos ejes -trabajo, educación y salud entre otros- sino también el mero y simple hecho de sabernos humanos con cualidades creativas.

Hoy en mi opinión, no son tiempos de festivales sin consignas, ni de asambleismos sin iniciativa práctica, ni de sectarismos reductores de las voluntades individuales por formar parte activa del cambio.

Hoy no nos sirve llevar una bandera o una remera que no reúne, que no se reflexiona particularmente estando ahí afuera -en la calle-, que no convoca a la masividad y la ejecución de acciones que muevan de forma creativa y activa la calentura que venimos acumulando dentro en medio de tiempos que arden.. hay una máquina destructora que nos pasa por encima.

No solamente es tiempo de replantearnos con qué causa nos identificamos, sino también de reconocer qué eslabón queremos conformar.

Sin duda alguna, un eslabón en una cadena que se cierra en un lugar, mientras en la calle hay un millón de cadenas que se están comenzando a conectar, forma una acción reducida, un fuego detenido y controlado que comienza a implosionar.

La retención de tus ideas, la postergación de las mismas, el no querer molestar, el miedo al ridículo, el partidismo, el pensamiento vago, el autocuestionamiento y el cuestionamiento débil conforman todas actitudes que pulverizan tu don natural como ser humano creativo.

Es un momento fértil para preguntarnos ¿En dónde estamos parados? y ¿Qué puedo aportar a la sociedad desde acá?

Los partidismos hoy no sirven de nada donde los que «reinan» nos han dividido. Vivimos hoy todos una misma realidad, donde más que menos nos une la empatía, la humanidad, la solidaridad y el anhelo de transgredir las barreras que cíclicamente buscan acorralarnos, teniéndonos agazapados luchando con uñas y dientes con el de al lado porque no ocupe nuestro lugar.

Una política de unión es la que creo yo que hoy, enredando todas las cadenas con todos nosotros como eslabón, formará el nudo y la tensión definitiva para el salto contundente que hay que dar, por encima de todas las divisiones absurdas por las cuales nos hemos definido.

Nada más fuerte hay que el ser humano que se cuestiona, abre debate y busca revolucionarse, hecho que jamás puede darse sin generar ningún tipo de ruido.

No le tengamos miedo al ruido, son tiempos de cacerolazo.

No nos encerremos en un círculo, abrámonos al movimiento masivo que se está gestando.