Existe un mundo de sentimientos en donde sólo habitan corazones. Como en el mundo material, reina la diversidad y así, se los encuentra de diferentes tamaños y sentimientos: están los enfermos y tristes, los enamorados y felices, los heridos y rotos. Y como en el mundo material, los corazones que están pasando por una misma situación suelen atraerse…. Aunque al final aburre sentir y compartir siempre lo mismo.
Por eso, un día uno de estos corazones heridos decidió hacer un cambio. Llevaba mucho tiempo deprimido en su encierro gris, tratando de sobrevivir a la pena. Ya no brillaba y apenas latía, por lo que decidió dar ese gran primer paso saliendo a conocer corazones nuevos en la tierra.
Al poco tiempo de empezar a relacionarse con estos corazones, se dio cuenta que en este mundo se mezclaban unos con otros por muy distintos que fuesen sus sentimientos y que no tenían conciencia de cómo estaban.
La mayoría sentían dolor, estaban heridos. Y cómo tenía experiencia en eso, pudo ayudar a muchos a entender lo que les sucedía. En esas labores, conoció a un corazón al que habían roto hacía poco. Conversaron mucho sobre sus experiencias, tanto que el viajero herido por primera vez se sintió entendido y hasta confortado. El que estaba roto en su interior sintió lo mismo. Fue entonces y casi sin darse cuenta que de la amistad nació algo más…
Pasó el tiempo y siguieron apoyándose, entregando lo mejor cada uno para el otro, adivinando lo que necesitaban. El herido se sintió contenido, amado y con fuerzas para salir nuevamente a vivir. El roto, poco a poco se fue armando y llenándose de sabiduría para enfrentar lo que vendría…
Porque llegó un momento en que el corazón herido se sintió estancado. No entendía por qué aun recibiendo tanto amor su herida seguía palpitando, y por qué le parecía que ya no tenía nada que entregar. Fue en ese momento que lo entendió: Primero debía sanar, y luego de eso saldría todo el amor contenido dentro de él.
Y así, el corazón herido volvió a dejar un corazón roto…
OPINIONES Y COMENTARIOS