— ¡¿Aló?! ¡Policía! ¡Hay un cuerpo en la basura!— dijo la voz de una señora asustada al teléfono.
— ¿en la basura?… está bien, otórgueme en qué dirección se encuentra, enviaré oficiales a revisar— fue mi respuesta.
—Está bien, la dirección es, Calle 33 con carrera 8, estoy junto a la avenida, yo estaré pendiente… pero ¡Por favor vengan rápido!— dijo la voz asustada y sollozante
<<Colgó>>
Había sido una jornada bastante extraña esa, o por lo menos para mí; por lo normal solo recibo llamadas donde la solución es enviar dos patrulleros y ya… pero esta llamada en lo particular me marcó el alma ¿Qué habrá pasado con esa chica? No sabía que esa pregunta rondaría en mi mente toda la vida.
Eran las 5 de la mañana, me levanté como siempre a la misma hora para hacer mis ejercicios y dar unas vueltas alrededor de la cancha que queda a unas tres cuadras de mi casa; como siempre a esa hora suelo escuchar las noticias, y casi ninguna logra llamarme tanto la atención como para sentarme en el sofá a ver que se sabe de dicha noticia… encuentran una — joven muerta en la basura— fue lo que dijo el presentador de la noticia quien se encontraba a unos metros de la escena del crimen —la joven encontrada en la basura identificada ya, como Flor Hernández despertó el temor y la atención del comunidad del barrio Sol; esta mujer presenta claras muestras de tortura y esto tiene muy asustada a la comunidad— todo iba muy normal en la noticia, hasta que una mujer de unos 49 años, casi en medio de un shock nervioso lloraba y pedía justicia por su hija, una estudiante, una “buena hija” decía la señora sollozante.
<<Apagué la tv>>
—Vaya…— fue lo que dije…
Había vuelto ya al trabajo, y de mi mente no salía la imagen de aquella señora que lloraba y pedía justicia por su hija asesinada… — ¡Hey! Ramos ¿qué sabes del caso de la joven asesinada?—
— ¡Hey hermano! Deja eso así, tu solo responde las llamadas y no te involucres en los casos, ya sabes, sigue las reglas… <<Suspira>> pero aquí entre nos, no se sabe nada… el que cometió el homicidio lo hizo muy bien, diría que no es la primera vez que lo hace—
—Qué mal…—
—Si hermano, lo sé… pero estos casos son normales aquí, ya sabes—
Lo que me dijo me impactó aún más ¿cómo era posible que no hubiera rastros de quien asesinó a esta mujer que podría ser mi hermana? Y para hacerlo más grave ¿Cuándo volvería hacerlo?
Mi jornada había terminado, pero mi curiosidad por el caso había aumentado… me dirigí a las oficinas donde guardan los archivos y los resultados de los casos que llegan —Hola Amanda ¿Cómo estás?—
— ¡Hola Daniel! Hace cuanto no te veo, vaya… ¿más de un año que no nos vemos?—
—sí, eso creo… desde que te cambiaste de jurisdicción no nos hemos vuelto a ver—
—sí, pero bueno ¿Qué te trae por aquí?—
Le conté que me interesaba el caso, que este me asombraba y me tenía intrigado… después de una larga charla y de una invitación a cenar Amanda cedió a leer conmigo el caso. Las fotos eran perturbadoras, y la cara ensangrentada de Flor me hicieron comprometerme más con el caso; fue ahorcada con un cable hasta morir, y amordazada para que no gritara con un una camiseta de su propiedad, sus pezones y senos fueron pellizcados hasta ser destrozados, como si lo hubiesen hecho con unas pinzas, estas le tuvieron que haber provocado mucho dolor; sus glúteos fueron apuñalados con clavos, su abdomen fue quemado, y su vagina destrozada… según el reporte de la autopsia le introdujeron un palo con clavos, el cual le desprendió por completo la vagina… la imagen de lo que podría haber pasado me inundaban el pensamiento, sus gritos inundaban mis oídos y su dolor se hacía casi que tangible en mi mente… tuve que dejar de leer. Antes de cerrar la carpeta tomé el número de la madre de Flor, la señora Claudia; salí de la oficina y me despedí de Amanda, la cual me recordó que debíamos ir a comer, que era “una promesa”.
Habían pasado ya unos cuantos días, y me decidí a llamar a la Señora Claudia — ¿Cómo está señora Claudia?— le pregunté en un tono plano y gris por el entorno de la situación, la cual no sabría cómo abordar… —¿sí? ¿Con quién hablo?— dijo la señora Claudia, —habla con Daniel, soy un agente que trabaja en el sector de llamadas de emergencia, el caso de su hija en lo particular me marcó y quisiera hablar con usted para saber en qué le puedo ayudar— le dije como si botase toda la sopa antes de que me arrepintiese de llamar, —no quiero hablar de eso por teléfono muchacho— dijo la señora mientras al fondo de la llamada se oían unos trastes caer, —le suplico entonces nos reunamos, hablemos del caso, quizá le pueda ayudar— la señora aceptó mi invitación y me dijo pasase a su casa en la tarde del domingo, era viernes así que estaba cerca el día de nuestra cita.
—mi hija era muy buena… ¿sabes? Tenía las mejores notas en todos sus cursos de la universidad— decía la señora mientras sostenía una foto de su hija en sus manos temblorosas, su cara reflejaba un profundo dolor y eso me rompía el corazón, pero trataba de mantenerme lo más tranquilo posible. —creo fehacientemente que su hija era buena hija y buena estudiante, y quiero ayudar a que esto se esclarezca lo más pronto posible, nadie merece pasar otra vez por un dolor así— le expresé a la señora Claudia mientras sus ojos se posaban en los míos, — tengo una hermana, me recuerda mucho a su hija, es así casi como su hija, bajita y muy risueña, es un sol— le dije a la señora Claudia para continuar con la conversación… la charla continuó y no paramos de hablar.
En serio me encantó hablar con aquella mujer; pero sin saberlo me estaba entrometiendo mas de lo que debía, no era mi jurisdicción, yo solo atendía las llamadas de emergencia… pero, no podía alejarme del caso ni de la la señora madre de Flor… nuestras conversaciones se hicieron mas constantes, inclusive empecé a tomar café todas las tardes de domingo en su casa, por lo normal hablábamos de la semana, de las noticias… y cosas así… eso hasta que la señora Claudia… —debes encontrar al imbécil que mató a mi hija y asesinarle, hacerlo pagar— dijo como si otra faceta de la dulce señora tomara lugar… sin saberlo eso se metió en mi mente y empecé a buscar al «Imbecil».
— ¡Hey! Ramos ¿que tal? ¿como va todo?—
— ¡Bien hermano! Todo va bien—
— ¿Que sabes del caso de Flor?—
—hermano, debes dejar de buscar y entrometerte en temas que no son tuyos— dijo Ramos con un resoplido de desacuerdo… mi insistencia cada día era la misma y el siempre cedía a mi insistencia —te contaré hermano… la chiquilla tenia un novio muy inestable en la Universidad, al parecer al ella terminarle el reaccionó así— dijo Ramos para calmar mis preguntas… pero nunca dejé de hacer tales preguntas, volví con Amanda, y ella siempre cedía a darme información con tal de que le invitase una cena… resulta que el bastardo no era la primera vez que era sospechoso de un homicidio, con Flor ya iban 6… pero por alguna razón el bastardo salia bien librado siempre, nunca había pruebas contra el y para mi eso era una injusticia.
La frase de la señora Claudia siempre estaba en mi cabeza, cada noche, cada mañana de ejercicio, en cada comida… había anotado la dirección del desgraciado así que la noche del Sábado decidí ir a verle.
<<golpes en la puerta>>
Un joven delgado con cara alargada, barba desordenada y con olor a licor abrió la puerta — ¿que quieres viejo?— dijo el muy imbécil… mi vista se posó en algo que tenia tras el, un palo con clavos, de los cuales apenas asomaban las puntas, de inmediato recordé la autopsia, mi rabia y la frase de la madre de Flor me invadieron… con un golpe en su nariz entré a la casa del bastardo, el idiota cayó al suelo y yo me arrojé sobre él, mis puños caían como mazas en su cara y su sangre calida me bañaba los nodillos, me levanté con rapidez y lo pateé hasta voltearlo boca abajo, quería levantarse ¡Quería huir! pero de una patada en su costado lo hice sufrir, escupió sangre y empezó a llorar como un niño —hasta aquí llegaste hijo de puta— le dije al bastardo mientras tomaba aquel palo con clavos… sin romper su pantalón introduje el palo por su recto, su grito de horror solo me motivó un poco más, hice girar el palo, lo moví de arriba abajo el bastardo chilló y se retórico en cada movimiento de dolor — ¡Así se sintió Flor! ¡Así!— Dispuesto a terminar con esa escoria tomé una de sus botellas vacías, y tras romper la botella en su gran cabeza… le enterre el sobrante de ella en su espalda ¡las puñaladas que le daba eran excitantes y extaciantes para mi! 78 apuñaladas con una botella, el bastardo murió.
Fui arrestado tras llamar a la policia, tras reportar un cuerpo en la calle 33 con carrera 8… la escena del crimen estaba intacta, todo apuntaba a mi y… lo acepté. hoy estoy preso y valió la pena matar a ese bastardo.
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