Durante mucho tiempo estuve experimentando episodios de parálisis del sueño, por este motivo era muy común que me sucediera en cualquier momento, pero jamás me había sucedido tan fuerte como aquella solitaria y fría noche del quince de marzo.
Estaba acostumbrada a vivir sola desde el primer momento que me mude de casa de mis padres, nunca tuve ningún inconveniente en los pisos que alquilaba, ni mucho menos de tener miedo de no tener ninguna compañía, al contrario me sentía muy feliz de tener mi privacidad, pero un día una amiga muy querida, se obsesiono con la idea de que era muy peligroso que una mujer viviera sola en una casa, y que la mejor solución era que me consiguiera una pareja o el adoptar una mascota, pero hice caso omiso a sus comentarios, hasta que un día finalmente me decidí adoptar un pequeño cachorro de Bull terrier, desde el primer momento en que vi sus hermosos y tiernos ojitos, me enamore completamente de él, apenas lo tuve en mis brazos de inmediato le coloque un nombre el cual era Porky por su gran parecido a un cerdito, los años pasaron y poco a poco me acostumbre a la compañía de mi pequeño guardián, hasta que un día la tragedia vino a nuestras vidas, cuando una leucemia muy avanzada hizo que mi pequeño porky se fuera de este mundo, dejando consigo un gran sufrimiento, la pérdida fue tan grande que no soportaba el hecho de no tener su compañía, sin darme cuenta los meses pasaron y aun no tenía la capacidad de superar su partida, hasta que una noche las cosas cambiaron: Eran aproximadamente las ocho de la noche cuando decidí irme a descansar, por alguna extraña razón me sentía más cansada de lo habitual, inmediatamente me dirigí a la ducha y seguido de esto a la cama, no quise cenar, solo quería descansar.
El pasar de unas horas, me había despertado a mitad de la noche con el extraño sonido de un animal, se sentía como si llorara por un gran dolor, eran tan impresionante los lamentos que mi cuerpo temblaba y se sentía frió cada vez que escuchaba sus gritos desconsolados, por primera vez, sentía miedo de estar sola. Rápidamente decidí armarme de valor e ir a investigar el origen de aquellos lamentos, pero extrañamente mi cuerpo no respondía a mis movimientos, estaba completamente paralizado como si algo estuviese sosteniéndome contra la cama, la primera reacción al ver que estaba atrapada en esta situación, fue el creer que solo era una simple parálisis del sueño, ya que no era la primera vez que eso me sucedía, así que decidí tranquilizarme y dejar que el cuerpo reaccionara lentamente a los movimientos que enviaba mi celebro, al estar un poco más tranquila, intente observar a mi alrededor para ver si podía distinguir algo en la penumbra de aquella habitación, pero era imposible ya que la oscuridad me cegaba los ojos por completo, apenas y se podía distinguir las sombras de los muebles que se hallaban en esa pequeña y solitaria habitación; a medida que pasaban los minutos, mis ojos se acostumbraban a la obscuridad de la noche y poco a poco podía distinguir las sombras de cada uno de los muebles, hasta que una vez más los lamentos desgarradores de aquel animal retumbaban en mis oídos con tanta fuerza que sentía su presencia junto a mí, el pecho se me retorcía como si tuviese algo que me lo estuviera oprimiendo, no tenia duda alguna, era una presencia la cual gozaba el sufrimiento que me causaba, mofándose del simple hecho de tenerme en sus dominios.
Casi al pasar unos minutos, noto que mi cuerpo ya no tiene fuerzas con la cual respirar, lloro desconsoladamente implorando el poder salir de semejante pesadilla, rogándole a ese ente que se apartara de mí y me dejara salir de aquel sufrimiento, pero al contrario, esto hacia caso omiso a mis suplicas, una vez más aquellos gritos desgarradores sonaron en mis oídos pero esta vez se sentían diferente ya que podía notar que tiraban de las mantas inferiores de la litera, ¿era acaso una especie de tortura? ¿Qué quería aquel visitante? Me preguntaba inquieta, en un momento desesperado pierdo la paciencia e intento moverme con todas mis fuerzas para así poder liberarme de aquellas cadenas que me inmovilizaban a la litera pero todo fue en vano, al contrario solo conseguí que aquel ente se molestara aun más, a tal punto que se apoyo muchísimo a mi cuerpo haciendo que este se entumeciera y me cortara la respiración a cada momento, hasta que un dolor inmenso se apodero de mi pierna derecha y seguido de esto la perdida de mi conciencia.
No recuerdo nada mas, solo que esa mañana al despertarme, encontré tres arañazos en mi pierna derecha y múltiples hematomas en todo mi cuerpo, no podría decir con exactitud que era un episodio de parálisis del sueño, solo puedo apuntar que fue una experiencia totalmente realista, al poco tiempo de este amargo episodio de mi vida, decidí mudarme con mis padres un tiempo, necesitaba tener a alguien a mi lado ya que desde aquel incidente, el simple hecho de estar sola me aterraba, desde que tome esa decisión, increíblemente aquel suceso no me ha vuelto a ocurrir, no sabría explicar que ocurrió exactamente esa noche, pero sí estoy segura de que no quisiera volver a vivir esa situación, y espero que solo se quede en mi memoria con un mal recuerdo.
Mizukii-Kaname
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