Te quise como se quiere al pasto cuando estás descalzo, como se ama la primera brisa de verano. He visto el amor de mi vida en muchas caras, y supe que tú no lo eras ni lo serás. Fuiste un espejo en el que pude ver una parte de mí que había olvidado: la que aún se arriesga a amar.
Mientras a mí no me importaban las agujas del reloj si estaba contigo, para vos solo era un pasatiempo. Un día dejaste de responder, y solo quedó el silencio. Tal vez esa era la respuesta.
¿Cómo olvidas que un día conectamos en cuerpo y mente? Quizás eso fue lo que faltó, el alma. De repente, te convertiste en un robot carente de sentimientos. Al final, fuiste una piedrita en el zapato, una pelusita alérgica de primavera. Quien ama no se queda en silencio cuando abres el corazón.
Hay amores que no están destinados a estar a tu lado, pero que te enseñan cómo te deben tratar o cómo nunca deberían tratarte.
OPINIONES Y COMENTARIOS