Autores:
Gaona Altamirano Alexis Leonardo.
Mendoza Cercado Kevin.
Zegarra Diaz Harold Alexis.
En Las enseñanzas de Don Juan, el antropólogo Carlos Castaneda narra su proceso de aprendiendo con un chamán yaqui llamado don Juan. Durante sus encuentros, don Juan le introdujo a un mundo espiritual a través del uso de plantas sagradas, mostrándole una visión alternativa de la realidad que desafiaba la lógica racional y abre la puerta a una percepción extraordinaria del Universo.
LA filosofía del guerrero, como la presenta don Juan Matus:
«Un guerrero trata la vida como un enigma infinito, y lo que cuenta es desentrañarlo más y más, pero desentrañarlo solo revela otro enigma más» (Castaneda, 1973, p.2).
Don Juan nos muestra que la vida es vista como una serie de misterios que, incluso al resolverlos, solo conducen a más misterios. Esta frase capta la esencia del aprendizaje continuo y la curiosidad. Es estimulante, aunque también puede ser vista como un tanto frustrante para aquellos que buscan respuestas definitivas. Nos hace considerar nuestro propio conocimiento. ¿Podemos encontrar satisfacción en la búsqueda continua, aceptando que nunca llegaremos a un entendimiento completo? Este enfoque reflexivo invita a aceptar la incertidumbre como parte esencial de la experiencia humana y a valorar el proceso de descubrimiento en lugar de solo los resultados finales. A través de esta perspectiva, Castaneda desafía a abrazar la complejidad de la vida y a encontrar significado en la exploración constante de sus enigmas.
En su búsqueda de conocimiento chamánico, Carlos Castaneda relata sus inicios con Don Juan Matus, un sabio yaqui. A medida que se convierte en aprendiz, enfrenta el reto de documentar sus profundas enseñanzas:
En junio de 1961, inicié mi aprendizaje con Don Juan. Anteriormente, lo había observado en diversas ocasiones, pero siempre en calidad de observador antropológico. Durante esas primeras conversaciones, tomaba notas de forma encubierta y, luego, confiando en mi memoria, reconstruía toda la conversación. Cuando participé como aprendiz, ese método de tomar notas se volvió mucho más difícil, pues nuestras conversaciones abarcaban muchos temas diferentes. Entonces, don Juan me permitió, aunque tras una vigorosa protesta, anotar abiertamente cuanto se dijera. También me habría gustado tomar fotos y hacer grabaciones, pero no quiso permitírmelo. (Castaneda, 1973, p.7)
Carlos Castaneda describe su transición de observador a aprendiz bajo la guía de don Juan Matus, un chamán yaqui. Al principio, su enfoque era académico, tomando notas encubiertas, lo que refleja una distancia entre él y la experiencia. Sin embargo, al involucrarse más, se da cuenta de que las enseñanzas de don Juan son demasiado complejas para ser simplemente anotadas. La negativa de don Juan a permitir grabaciones destaca la importancia de la experiencia vivida y la transmisión directa del conocimiento. Esto sugiere que el verdadero aprendizaje surge de una inmersión en la práctica y una conexión íntima con el mundo.
La obra también expone una clara evidencia de las dificultades para adaptarse a este entorno nuevo:
El sistema de creencias de don Juan, adquirir un aliado significaba explotar los estados de realidad no ordinaria producida en mí mediante plantas alucinógenas. Creía que, enfocando esos estados y omitiendo otros aspectos de su enseñanza, lograría una visión coherente de los fenómenos. Por tanto, he dividido este libro en dos partes. En la primera, presento selecciones de mis notas de campo sobre los estados de realidad no ordinaria durante el aprendizaje. He ordenado mis notas según la continuidad del relato, por lo que no siempre tienen una secuencia cronológica exacta. Nunca describí por escrito un estado de realidad no ordinaria hasta varios días después de experimentarlo, cuando podía tratarlo con calma y objetividad. En cambio, mis conversaciones con don Juan fueron anotadas conforme ocurrían, inmediatamente después de cada estado de realidad no ordinaria. (Castaneda, 1973, p. 12)
El fragmento destaca cómo Carlos Castaneda, en su aprendizaje con don Juan Matus, utiliza plantas alucinógenas para explorar estados de realidad no ordinaria, buscando dar sentido a estas experiencias complejas a través de sus notas de campo, aunque estas no siguen una secuencia cronológica exacta. Su esfuerzo por alcanzar claridad y objetividad contrasta con la inmediatez de las conversaciones con don Juan, reflejando una dinámica esencial entre la experiencia subjetiva y el análisis metódico. Esta combinación permite a Castaneda articular un conocimiento que podría resultar elusivo, invitándonos a reflexionar sobre cómo nuestras herramientas de documentación influyen en la comprensión de experiencias complejas y cómo nuestras creencias dan forma.
Durante su aprendizaje, Castaneda comprende que, para don Juan, ser un guerrero es asumir cada acto con responsabilidad y desapego, sin dejarse afectar por el resultado:
Para mí, la diferencia entre un hombre común y un guerrero es que el guerrero acepta la responsabilidad de sus actos, y cuando actúa, lo hace con determinación, manteniéndose ecuánime ante el resultado, sea el que sea. La persona común, en cambio, tiende a ver sus actos como productos de circunstancias que no controla, excusando sus errores y preocupándose demasiado por las consecuencias. Un guerrero sabe que cada acto tiene consecuencias, pero no se apega al desenlace; actúa porque ese es su camino.
(Castaneda, 1973, p. 45).
Esta perspectiva conecta con el enigma de la vida como un misterio interminable y la aceptación de la incertidumbre. Don Juan parece sugerir que el verdadero poder reside no solo en la búsqueda del conocimiento, sino también en la aceptación de lo desconocido y la habilidad de actuar con integridad y sin temor al futuro. Es un contraste fascinante con la postura occidental, que tiende a valorar la certidumbre y el control sobre el entorno. Aquí, se propone un equilibrio entre el compromiso con el acto en sí y la soltura frente a su desenlace. Sobre esta enseñanza, podemos preguntarnos si la práctica de aceptar la incertidumbre en nuestras vidas nos libera de la necesidad de controlar cada aspecto, y si, al igual que el guerrero de don Juan, podríamos hallar satisfacción en vivir con intencionalidad y desapego. ¿Es posible que, en lugar de sentirnos ansiosos por los resultados, podamos cultivar una presencia más consciente y equilibrada? Castaneda, a través de don Juan, parece invitarnos a explorar esta pregunta y a reexaminar nuestra relación con nuestras propias decisiones y sus consecuencias.
En conclusión, Las enseñanzas de don Juan es una obra fundamental que desafía nuestras percepciones sobre la realidad y la espiritualidad. A través de su relato autobiográfico, Castañeda ofrece una visión única de la sabiduría indígena, explorando temas como la búsqueda del conocimiento, la transformación personal y la conexión con el mundo natural. La figura de don Juan, como guía y mentor, representa la posibilidad de trascender los límites de la experiencia cotidiana y adentrarse en un camino de autodescubrimiento y aprendizaje. Aunque algunos críticos cuestionan la veracidad de las experiencias de Castaneda, no se puede negar el impacto que su obra ha tenido en la comprensión de la conciencia y el potencial humano. Las enseñanzas de don Juan es una invitación a explorar nuevas dimensiones de la vida y a cuestionar nuestras propias creencias, lo que la convierte en una lectura indispensable para aquellos interesados en el espíritu.
Referencias:
Castaneda, C. (1973). Las enseñanzas de don Juan: una forma yaqui de conocimiento. Fondo de Cultura Económica.
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