Allí sentada, en una cálida cafetería en un lugar cualquiera de Edimburgo.
Junto a una ventana con vistas a la fría y mojada calle adoquinada, una dama, sujetaba con mucha determinación una caliente taza de café que parecía reconfortarla.
Era alta, delgada, delicada, con una tez pálida y a su vez con sus mejillas sonrosadas. Semejantes al color de una rosa en flor. Cabizbaja,pensativa apoyaba su largo y elegante dedo en su sien.Tan elegante…
Tan misteriosa….
Cualquiera, se hubiese preguntado en que pensaba aquella mujer.
Louis un atento camarero fue cautivado por su belleza y sus intrigantes pensamientos. Le llamó su atención porque desprendía una energética atracción y no podía dejar de observarla.
Después de una hora allí sentada, vio como abandonaba la mesa que pareció acompañar. De pronto el muchacho se dio cuenta de que esa misteriosa mujer dejó olvidado, un papel al parecía haber dedicado bastante tiempo en escribir algo. No pudo resistirse y salió tras ella, con aquel papel en sus manos.
Miró aún lado y a otro de la calle. Por fin, a lo lejos pudo hallarla.
Era increíble con que ligereza y gracia andaba. Voceó intentando captar su atención con éxito.
De pronto, aquélla misteriosa dama se detuvo y curiosa por aquellas voces, se giró regalándole una bella sonrisa y sin mas dijo…..
_ ¿Disculpe?, ¿En qué puedo ayudarle?._
_Señora, siento molestar pero usted se dejó algo en su mesa.
El muchacho saco de su bolsillo lo que parecía ser una servilleta con algo escrito.
Asombrada por el gesto del joven, aquella dama, le dijo…
_No me deje olvidada la servilleta. La deje con la intención de que alguien la pudiese leer.
Miró al chico con curiosidad y con una expresión de satisfacción en su bello rostro, susurro….
_Quizás le pueda ayudar.
Y allí….
Tan sólo como testigo una fría calle de Edimburgo se escenificó cómo un curioso muchacho observaba, a una dama misteriosa, que se alejaba poco a poco calle abajo.
Y como intrigado, no pudo resistirse el mirar esa menuda servilleta leyendo…
Aquí dejo mi pasado.
Aquí dejo, las consecuencias sufridas por mis malas decisiones.
Aquí dejo gente que me hizo sufrir, gente que no valía la pena y no supe ver.
Hoy empiezo un nuevo día.
La lluvia borrará cualquier sentimiento de tristeza.
Acepto la lección que en su día no supe entender y que hoy hizo que abriera mis ojos.
Hoy disfrutaré del presente.
El futuro, ya llegará.
Ana.
OPINIONES Y COMENTARIOS