Un Día Cualquiera

No sé en que día de la semana estamos, si fuese un dato importante en estos momentos, lo sabría a poco que pensase sobre ello, pero no es relevante. Sea el día que sea, haré lo mismo, lo que pueda, lo que me apetezca hacer. En estos momentos de mi vida, no estoy obligada más que a estar, solo a estar, no tengo que salir corriendo para ir a trabajar, tampoco para ir al banco, ni siquiera para ir a comprar el pan. Todo está en orden, el trabajo me espera para cuando pueda acudir, el banco lo tengo en el móvil y sé que ahora no necesito dinero ni hacer ninguna transacción… la nevera está llena, por cierto, acabo de desayunar, y estoy reposando el desayuno. Debo plantearme el día, sin agobios, sin imposiciones, solo planificarlo con unos mínimos, para que tenga sentido vivir.

Que no os confundan estas palabras escritas, a modo de diario, también tengo mis problemas, mis miedos, mis ansiedades, y quizás, dentro de un rato, ahora no, dentro de un rato, comience a fraguar en mi cabeza una idea futura, una incertidumbre, que me lleve al caos emocional, a la insatisfacción personal y a la infelicidad. Pero ahora no, en estos momentos tengo que reposar mi desayuno, despertar mi mente, y ver cómo organizo el día; dentro de un rato, de unas horas, si no tengo una respuesta suficientemente apetecible, puede que comience a fraguarse algún pensamiento que me empiece a fastidiar el estado de ánimo, pero mientras tanto, creo que la felicidad, esa palabra tan banal, tiene que ver con ese estado de temblorosa tranquilidad, o quizás no, como las sombras de Platón, no sea más que un espejismo de felicidad. Acabo de decir una tontería, creo que la mente tiene que estar muy despierta para sentir algo cercano a la felicidad, mi estado actual tiene que ver más con un estado transitorio de tranquilidad.

Yo no he luchado contra una vida que me haya obligado a cambiar el rumbo, no me ha tocado vivir una guerra, grandes carencias de primera necesidad, no he tenido que salir huyendo buscando, no un futuro mejor, solo un futuro, mi mente no ha estado al borde del abismo y no he podido sentir la serenidad que se pueda vivir después de haber superado esos obstáculos.

Si fuese un refugiado, un inmigrante, podría hablar del significado de la palabra felicidad, porque estaría sintiendo su carencia tan fuertemente que solo por contraste, encontraría los adjetivos justos; y en un mundo en el que cabemos todos, en el que ya estás prácticamente marcado de por vida según donde y como hayas nacido, resulta que los seres humanos más débiles, los que hemos tenido la gran suerte de nacer acomodados, en un país sin guerras y una economía actual estable (vamos a hablar solo de un presente y futuro a muy corto plazo) nos atrevemos a juzgar, a opinar, a dar lecciones, a sentir que tenemos unos derechos no sé por qué, adquiridos no sé de que manera…

Ya no estoy reposando el desayuno… es de noche, son las 12h. Intentaré dormir, incluso puede que escoja algún agradable sueño, no hay inquietud que me lo impida, ni siquiera pensar en aquellos que están luchando por tener un futuro, solo es un pensamiento más de todos los que llenan mi mente, mi débil humanidad no está preparada para dar pasos de gigante.

Empiezo a tener cierta inquietud, un poco de ansiedad surge por mis venas, puede que esa tranquilidad transitoria que se había apoderado de mí no sirva para nada, como ser débil que soy se resquebraja con gran facilidad.

Amanece, que agradable despertar, sin prisas, entrando la luz por la ventana, me estiro… intento abrir los ojos y cojo el movil, se ha convertido en un hábito… ¡Vaya! Estamos viviendo una gran resección económica, y mucha gente se quedará sin trabajo, ¡dios mío! siempre están igual, aunque esta vez parece que nos espera una buena…

URL de esta publicación:

OPINIONES Y COMENTARIOS