Un día cualquiera

Un día cualquiera, de un mes cualquier, de un año cualquiera.

Lunes, 6:30 

Bip, bip, bip,…

Joder…puto despertador. 

Empieza la batalla y me despierto ya vencido, la semana pasada ha sido dura. 

Hago acopio de voluntad, porque fuerzas no me quedan, y me levanto de la cama.

6:45 

Hago mis flexiones matutinas, tampoco muchas, para poder decirme que, al menos, algo de ejercicio he hecho, aunque esta barriga no deja de crecer…

6:50 

Me dirijo a la cocina, como un autómata preparo un café y enciendo un cigarrillo. Es mi primer momento de relax del día, lo necesito. Y eso que acaba de empezar…

7:10 

El café y el cigarrillo hacen efecto, voy al aseo.

7:30 

Preparo los almuerzos, para el niño y para mí, mi mujer hace rato que se ha marchado a trabajar, empieza muy temprano para poder tener la tarde disponible y quedarse con el niño.

7:45

Levanto al niño y preparo su desayuno. Esperamos a que llegue la chica que lo lleva al cole, ya que, tanto yo como mi mujer entramos a trabajar antes que el niño al cole. ¡Viva la conciliación…!

8:00 

Llega la chica que lleva al niño al cole.

Le doy un beso al niño y me marcho. Es un encanto, casi siempre me desea que tenga un buen día. Casi me asoma una lágrima cuando cierro la puerta tras de mí.

8:05 

Me subo al coche y arranco. Es viejo, tiene muchos kilómetros y abolladuras por todos lados. No podemos comprar uno nuevo.

Me pongo mi podcast favorito, el de hoy se titula «El origen del Capitalismo». Hablan sobre esclavitud, plantaciones de algodón, barcos negreros, revolución industrial, trabajo infantil, productividad, rentabilidad, beneficio…me culturiza, pero también me enfurece.

Solo dispongo de 25 minutos para llegar hasta el trabajo. Tráfico lento, semáforos, despistados,…y un largo etc. Intento concentrarme en la voz que habla en la radio.

8:15 

A mitad de camino…¡MIERDA! se me olvidó pasar por la panadería. Otro día que comemos sin pan.

8:25 

Llegada al trabajo. 

Me bajo del coche encendiendo otro cigarrillo y lo apuro antes de entrar a trabajar. 

Antes me gustaba mi trabajo, incluso disfrutaba realizándolo ¿qué ha cambiado? Cada día lo detesto más y no sé por qué. La mañana se hace tediosa.

8:30 

Ficho para entrar a trabajar. Menos mal, he conseguido llegar a tiempo. 

Es increíble, solo tengo 7 kilómetros hasta el trabajo y tardo más de 20 minutos en llegar.

Paso la mañana reparando coches. ¡Eso me encanta! ¿Por qué no consigo disfrutarlo? Maldita empresa… Todo se centra en tiempos, productividad, rendimiento, rentabilidad,…¡Justo lo que venían diciendo en la radio! ¡Gracias Capitalismo…! 

Pues nada, aprieto los dientes y sigo trabajando.

11:00 

Pausa para el café.

Uf! Menos mal, 5 min de calma… Enciendo otro cigarrillo mientras tomo el café, los termino y no quiero levantarme, me fumaría otro cigarrillo…

Sigo trabajando…

13:30 

Salgo del trabajo.

Tengo media hora para llegar hasta el cole del niño.

Vuelvo a poner mi podcast favorito y sigo escuchando lo que hablan sobre el capitalismo. 

De nuevo… tráfico, semáforos, bicicletas, el de delante que no acelera y está en verde…en fin, vuelvo a concentrarme en la voz de la radio, aunque lo que escucho, me vuelve a enfurecer un poco: beneficio, capital, mercados, oferta, demanda, crisis, crack, recortes, despidos,…

¡¡¡¡Ding!!!! 

¡JODER! ¡La luz de la reserva! 

Luego echaré combustible, ahora no me da tiempo. Es lo que me faltaba…

13:55

Llegada al cole.

Me bajo del coche encendiendo otro cigarrillo.

Otros 5 minutos de tranquilidad dando un pequeño paseo hasta la puerta del colegio. 

14:00

Sale el niño del cole. 

Cuando me ve, sale corriendo hacia mi gritando: «¡Papá!», y se me arroja dándome un abrazo. Eso me devuelve las fuerzas.

Volvemos hasta el coche y nos vamos a casa. Por el camino escuchamos música con el volumen muy alto, al niño le encanta. Rock, hip hop, blues,  ¡tiene buen gusto! Me va pidiendo que le ponga las que más le gustan.

Es, quizá, la parte del día que más disfruto.

14:25

Legamos a nuestra calle y, como de costumbre, no hay aparcamiento. Un par de vueltas y aparcamos.

14:30

Por fín en casa…

Empiezo a preparar la comida.

Mientras se calienta la sartén enciendo otro cigarrillo. 

14:55

Termino de cocinar y poner la mesa y nos sentamos a comer. Solemos ver la televisión mientras comemos, pero el niño se queda «colgado», como suele decir él, mirando la pantalla y no come. Después de advertirle varias veces…¡Se acabó la televisión! 

15:15

Termino de comer, al niño todavía le queda para terminar, pero no tengo más tiempo. 

Me levanto, recojo mi plato, me preparo un café y enciendo otro cigarrillo.

15:25

Llega mi mujer de trabajar, nos preguntamos cómo ha ido la mañana, intercambiamos unas palabras, recojo mis cosas, les doy un beso a cada uno y me marcho a trabajar. 

Apenas 5 minutos todos juntos…

15:35

Vuelvo a subirme al coche y arranco.

¡¡¡Ding!!!

¡Joder! El puto combustible…no me da tiempo, luego pasaré por el surtidor.

Otra vez, el camino hasta el trabajo… vuelvo a poner el podcast. El tráfico me irrita.

Enciendo otro cigarrillo para calmarme, aunque no sirve de nada.

15:55

Llego al trabajo muy justo.

Me bajo del coche encendiendo otro cigarrillo. Toso. Creo que fumo demasiado. Debería dejarlo, pero ahora tengo mucho estrés y solo me faltaba tener síndrome de abstinencia.

16:00

Vuelvo a fichar en el trabajo.

Continua la batalla…aceite, grasa, tornillos, tuercas, llaves, filtros,…estamos a tope. 

Intento animarme…»¡Vamos! ¡Un esfuerzo más! Ya queda poco» 

19:00

Termina la jornada de trabajo y estoy agotado. 

Salgo a la calle y enciendo otro cigarrillo. Sopla una brisa suave, el sol ya está bajo, la sensación es agradable. Me siento en la acera a disfrutar de esos minutos. 

19:10

Me subo al coche y arranco.

¡¡¡Ding!!! 

El puto combustible…

Voy al surtidor. 

De camino a casa termino de escuchar el podcast. 

Me ha gustado, pero la conclusión que sacó de lo escuchado en el podcast es, que somos esclavos del sistema, no tenemos elección, o tenemos muy pocas. 

Es una sensación ya conocida para mí. Así me siento muchos días, cuando pienso que a lo que más tiempo dedico en el día, la semana e incluso el mes es, a trabajar y sus desplazamientos asociados, casa-trabajo, trabajo-casa.

Apenas coincido con mi mujer 3 horas al día. Las mismas que con mi hijo, sin contar el desayuno y la recogida del cole. Cuando llego a casa ya es demasiado tarde para poder ir al parque, o salir en bicicleta o dar un paseo. Sólo queda tiempo para más «obligaciones»…

19:35

Llego a casa. 

Estoy destrozado, no he parado en todo el día. 

El niño viene corriendo a saludarme y me da un abrazo. Está aburrido porque está jugando él solo con sus coches y me pide que juegue con él. 

Antes, necesito un café y un cigarrillo sentado tranquilamente.

Jugamos 10 minutos a los coches en miniatura.

20:00

Hora del baño del niño.

Me cuesta que se bañe porque no quiere dejar de jugar. Al final, lo convenzo y lo baño. Intento que sea un rato agradable y divertido, pero es difícil, todos estamos cansados y los niños no suelen atender a razones. Aún así, solemos pasarlo bien. 

20:45

Mi mujer ya tiene la cena casi preparada, ponemos la mesa y cenamos para que el niño se acueste pronto.

21:30

Hora de acostar al niño. Lo suele dormir mi mujer y le lee los cuentos que le gustan. Yo mientras, recojo los platos.

21:50

El niño ya se ha dormido.

Me voy a la ducha. 

22:10

Por fín, me puedo sentar un rato en el sofá. Charlo con mi mujer un rato mientras vemos la televisión, sin hacerle mucho caso a lo que ponen.

22:30

Mi mujer se va a dormir, está cansada y mañana madruga mucho. Yo, me quedo en el sofá mirando la televisión. No ponen nada interesante…

23:00

Repaso mentalmente el día. No quiero irme a la cama, aunque estoy agotado y me pican los ojos de sueño.

Pienso en todo lo que he hecho hoy, y me doy cuenta de que no he dedicado apenas tiempo a mi hijo, ni a mi mujer. Sólo el necesario para cubrir necesidades vitales y muy poco de ocio. Los horarios no nos dan más alternativa.

Tampoco he tenido tiempo para dedircarmelo a mí. Ni realizar una actividad, que no considere obligación.

Albert Einstein dijo, que el tiempo es relativo, y yo solo puedo pensar que a mí se me escapa entre los dedos. 

00:00

No puedo más, estoy agotado. Decido acostarme, me queda poco tiempo para dormir.

Hasta mañana…

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